Viajar a Filipinas por libre era uno de esos planes que siempre estaban ahí, dando vueltas en la cabeza, pero que por una cosa u otra, se iban posponiendo. Hasta que llegó. No teníamos una ruta clara, pero sí una ilusión enorme y unas ganas tremendas de descubrir este país a nuestro ritmo.
Desde el principio, supimos que Filipinas no sería como otros destinos del Sudeste Asiático. Aquí nada es inmediato, las conexiones no siempre funcionan como uno espera y la paciencia es casi una moneda más. Pero también es un país que compensa con creces: sonrisas sinceras y paisajes que parecen de otro planeta.
Tuvimos la suerte de coincidir allí con amigos muy especiales. Judy, que es filipina, y José, su pareja, nos ayudaron a conectar con la cultura local de una manera increíble. Gracias a ellos vivimos momentos que no vienen en ninguna guía. Pasamos unos días en su ciudad con su familia y nos hicieron sentir como en nuestra propia casa,
Filipinas no es un destino fácil, pero sí inolvidable. Cada isla tiene su ritmo y sus sorpresas. Desde el caos encantador de Manila hasta la calma de Siquijor, pasando por paisajes que parecen inventados: playas que parecen retocadas con Photoshop, arrozales de postal, cascadas escondidas en la jungla, y pueblos donde todos te saludan como si fueras de allí. Es imposible no enamorarse.
Tener a Judy con nosotros fue un regalo: hablaba el idioma, conocía los secretos y nos abrió puertas que solos quizá no habríamos cruzado. Gracias a ella, nos adentramos en la Filipinas más auténtica. Y tras despedirnos de su familia, seguimos nuestra aventura por nuestra cuenta, recorriendo el país durante casi dos meses.
Este no fue un viaje cualquiera. Fue uno de esos que te reconectan con la naturaleza, con las personas y contigo mismo. Si estás pensando en viajar a Filipinas por libre, aquí va nuestra guía más completa, sincera y personal… y sí, también hablaremos de la comida, porque esos mangos bien lo merecen.
Índice del contenido
- 1. Preparativos para viajar a Filipinas
- 2. Transporte en Filipinas
- 3. Mejor época para viajar a Filipinas
- 4. Gastronomía en Filipinas
- 5. Seguridad y conectividad
- 6. Nuestro itinerario por Filipinas
- 7. Qué ver en Filipinas en dos meses
- 8. Presupuesto total por persona en 2 meses
- 9. Curiosidades culturales de Filipinas
- 10. Consejos para viajar a Filipinas
- 11. Conclusión

🧳 Preparativos para viajar a Filipinas
💰 Moneda y precios
La moneda oficial es el peso filipino (PHP). Aunque en zonas turísticas puedes pagar con tarjeta, lo más habitual es moverse con efectivo, sobre todo si visitas islas pequeñas o comes en carenderías (puestos locales).
Una comida sencilla te puede salir por menos de un euro, y un buen alojamiento ronda los 10–20 € por noche, aunque siempre hay opciones más económicas.
Una opción que usamos mucho en Filipinas fue Remitly. A través de la app, uno de nosotros enviaba dinero a la cuenta del otro en Remitly, y luego retiraba ese efectivo directamente en oficinas como Cebuana o bancos asociados. Esto nos permitió tener efectivo justo cuando hacía falta, sin depender de cajeros.
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🗣 Idioma
En Filipinas se hablan más de 170 lenguas, pero los idiomas oficiales son el tagalo (filipino) y el inglés. Y sí, todo el mundo habla inglés. Incluso en las zonas más rurales, te puedes comunicar sin problema.
Además, te sorprenderá escuchar muchas palabras en español: mesa, cuchara, ventana… Se nota la herencia colonial, y hace gracia encontrar carteles que mezclan inglés y palabras que parecen sacadas de tu barrio.
🛂 Visado
Si tienes pasaporte español, puedes entrar sin visado y quedarte hasta 30 días. Si te enamoras del país (cosa bastante probable), puedes prorrogar la estancia directamente allí en una oficina de inmigración.
Requisitos básicos: pasaporte con mínimo 6 meses de validez, billete de salida del país y, si es posible, una copia del seguro médico.
💉 Vacunas
No es obligatorio tener ninguna vacuna específica para entrar, pero sí es recomendable estar al día con:
- Rabia (opcional, depende del tipo de viaje)
- Tétanos-difteria
- Hepatitis A y B
- Fiebre tifoidea (si vas a zonas rurales o vas a comer muy local)
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🚆 Transporte si vas a viajar a Filipinas por libre
Moverse por Filipinas es casi una aventura en sí misma. No esperes la puntualidad suiza ni la comodidad japonesa… aquí todo va a su ritmo, y cuanto antes lo aceptes, mejor te irá. Nosotros nos recorrimos el país durante casi dos meses y, aunque hubo trayectos duros, también vivimos algunas de las mejores anécdotas en transporte.
✈️ Vuelos internos
Dado que hablamos de un país con más de 7.000 islas, los vuelos domésticos son esenciales. Usamos Cebu Pacific y Philippine Airlines, y la experiencia fue correcta, aunque con retrasos casi asegurados. Consejo de oro: deja margen entre conexiones. En Manila, por ejemplo, tuvimos que correr como locos de una terminal a otra.
👉 Siempre llevábamos las mochilas preparadas para facturar solo una, y la otra como equipaje de mano. Nadie suele pesar el equipaje, pero mejor no arriesgar.
🛥 Ferris y bangkas
Uno de los transportes más pintorescos y necesarios en Filipinas son los bangkas, esas barcas de madera con flotadores laterales. Las usamos para trayectos cortos como entre islas en Palawan o Siquijor, y aunque alguna vez el mar se movía más de lo que quisiéramos, fueron experiencias brutales.
Los ferries largos (como de El Nido a Coron o de Bohol a Camiguín) son otra historia. Algunos son cómodos, otros parecen sacados de una peli de los 80. En temporada alta es clave reservar con antelación.
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🛺 Jeepneys y triciclos
Los jeepneys son la versión filipina del bus: coloridos, económicos y sin horarios claros. Perfectos para moverte por ciudades o entre pueblos. Nosotros los usamos varias veces, y aunque al principio no entiendes bien cómo funcionan, luego les coges cariño.
Los triciclos (moto con sidecar) fueron nuestro transporte estrella en pueblos pequeños. Negocia siempre el precio antes de subirte, y no tengas miedo de decir que no si te parece caro. En Puerto Princesa, por ejemplo, nos llegaron a pedir el triple del precio real, pero siempre hay uno honesto que te lleva por menos.
🛵 Alquiler de moto
Sin duda, la mejor forma de explorar algunas islas. En sitios como Siquijor, Bohol o Camiguín, la moto nos dio una libertad increíble. Alquilarlas fue fácil, y aunque las carreteras no siempre están en buen estado, merece muchísimo la pena. Llévate el carnet internacional si puedes, aunque rara vez nos lo pidieron.

☀️ Mejor época para viajar a Filipinas
Lo primero que hay que saber es que Filipinas tiene un clima tropical, lo que significa que hay dos estaciones muy marcadas: la seca (de noviembre a mayo) y la lluviosa o monzónica (de junio a octubre). Nosotros viajamos entre febrero y abril, y la verdad, acertamos de lleno.
Durante esos meses, el tiempo fue bastante estable en la mayoría de las islas. Tuvimos sol a diario, cielos despejados y muy poca lluvia. Eso sí, el calor pega fuerte desde temprano, y en zonas como Palawan o Bohol el sol cae sin piedad. Por eso, la hidratación, la crema solar y la gorra se convierten en tus mejores amigos. También es buena idea salir temprano y aprovechar las horas más suaves.
La época de tifones va desde junio hasta octubre, y aunque eso no significa que llueva a todas horas, sí es más probable que algunos trayectos se cancelen, sobre todo si vas en ferry o bangka. No es lo ideal si tienes un itinerario apretado o si te agobian los cambios de planes.
💡 Consejillo personal: si te apetece vivir la Semana Santa en Filipinas, ten en cuenta que los precios suben, muchos alojamientos se llenan y algunos lugares cierran. Así que es recomendable reservar con tiempo. En especial los transportes. Filipinas es el único país de Asia mayoritariamente católico. Es muy interesante ver como viven esta festividad.
🍜 Gastronomía en Filipinas
Siendo sinceros, no íbamos con grandes expectativas culinarias. Habíamos leído que la comida filipina no era tan potente como la tailandesa o la vietnamita. Pero, una vez allí, nos llevamos una buena sorpresa. Quizá no sea la cocina más famosa del Sudeste Asiático, pero se pueden comer cosas muy ricas.
La joya de la corona son las carenderías, esos locales caseros donde eliges entre ollas llenas de platos del día. Por menos de 1 €, te montas un platazo con arroz, carne o pescado y bebida. Son perfectas para comer barato y rápido, y además, te meten de lleno en la vida local. Nosotros las usamos muchísimo.
Uno de los platos que más nos gustó —y que no sabíamos ni que existía— fue el tortantalón. Una especie de berenjena rebozada y frita que, si la pillas bien hecha, está buenísima. También comimos muchos guisos (cerdo, jackfruit, calamares…), a veces más acertados que otros. Pero el mejor snack diario, sin duda: los mangos. ¡Dios bendiga esos mangos! No hay nada igual. Dulces, jugosos y baratos. Nos hicimos adictos.
Eso sí, hay que ser honestos: no todo entra igual de bien. Algunos platos pueden resultar un poco grasientos o con mezclas raras para nuestro paladar. Pero si vas con la mente abierta y el estómago preparado, puedes descubrir cosas muy ricas. Además, si eres de los que se atreve con todo, hay especialidades más «exóticas» como el balut (embrión de pato) que, bueno… digamos que con probarlo una vez, tuvimos suficiente.
Algunos imprescindibles de la cocina filipina:
- Mangos: Los mejores del mundo, ¡un imprescindible diario!
- Lechón: Cochinillo asado, especialmente famoso en Cebú.
- Adobo: Pollo o cerdo marinado en vinagre, soja y ajo.
- Halo-halo: Postre refrescante con hielo, leche y frutas.
- Tortantalón: Berenjena rebozada, uno de nuestros favoritos.
- Kwek-kwek: Huevos de codorniz fritos, ideales como snack callejero.
- Lumpiang shanghai: Rollitos de primavera.
💡 Consejo viajero: pregunta siempre qué es lo que hay. Muchas veces no hay carta, y lo que ves en las ollas puede ser una sorpresa.

🔐 Seguridad y conectividad en Filipinas
Viajar por Filipinas por libre nos pareció bastante seguro. Nunca tuvimos una situación complicada, ni nos sentimos en peligro, ni siquiera caminando de noche por zonas poco turísticas. Eso sí, como en cualquier parte del mundo, hay que estar atento y usar el sentido común. En ciudades grandes como Manila o Cebú hay barrios donde conviene no despistarse demasiado, sobre todo por la noche. Y en sitios muy turísticos, hay que tener ojo con los precios inflados o los “tours fantasmas”.
Lo que más nos impactó negativamente fue ver la cantidad de basura acumulada en algunas zonas urbanas. En ríos de ciudades como Cebú o alrededores de Manila, hay un problema serio de contaminación. No es algo que afecte directamente a la seguridad del viajero, pero sí es un reflejo de la desigualdad que todavía vive el país.
En cuanto a conectividad, nosotros usamos la red local de Globe. Lo que hacíamos era recargar saldo y comprar paquetes de datos semanales. Nos funcionó bastante bien, sobre todo en ciudades y pueblos medianos. En algunas islas o zonas rurales, la cobertura caía o iba más lenta, pero en general pudimos usar Google Maps, reservar alojamientos o tirar de WhatsApp sin problema. Las recargas las hacíamos en tiendas locales o desde su web.
💡 Consejo: si sois dos, basta con que uno tenga datos. Muchas veces uno hacía de punto de acceso con el móvil y el otro tiraba de ahí.
Eso sí, si prefieres llegar con todo listo desde casa, sin complicarte en buscar SIM local, hay alternativas más cómodas:
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🗺 Nuestro itinerario de 2 meses por Filipinas
- Día 1–3: Puerto Princesa
- Día 4–5: El Nido
- Día 6–8: Coron
- Día 9–11: Bocaue
- Día 12–16: Malapascua
- Día 17–20: Cebú y Moalboal
- Día 21–25: Siquijor
- Día 26–29: Bohol (Tagbilaran, Loboc y Batuan)
- Día 30–32: Anda
- Día 33–36: Camiguín
- Día 37–42: Siargao
- Día 43–45: Pintuyan
- Día 46–49: Camotes
- Día 50–57: Manila
💡 Como ves, combinamos islas muy conocidas con otras menos turísticas, y eso nos permitió ver la diversidad real del país. Desde playas paradisíacas y zonas de buceo espectaculares hasta pueblos tranquilos donde no había ni turistas.
🗺 Mapa de nuestro recorrido por Filipinas
Haz zoom o clic en los marcadores para ver los lugares que visitamos.
Qué ver en Filipinas en dos meses: nuestro itinerario completo
Puerto Princesa
Puerto Princesa fue nuestra puerta de entrada a Filipinas. Y aunque muchos la ven solo como una parada para llegar a El Nido, nosotros le dedicamos unos días y la verdad, nos vino genial para aclimatarnos al país.
Aquí probamos nuestra primera carendería, sacamos dinero con Remitly (cosa que repetiríamos varias veces durante el viaje) y nos adaptamos a ese ritmo relajado que tanto define a Filipinas.
El gran reclamo de la zona es el Underground River de Sabang, una cueva navegable considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La visita fue una pasada: entrar en una barca por un río subterráneo, rodeados de estalactitas gigantes y oscuridad total, fue uno de esos momentos en los que sientes que estás en un lugar único.
También dedicamos tiempo a conocer el lado más local de la ciudad. Visitamos Baker’s Hill, un lugar lleno de figuras extravagantes, jardines bien cuidados y dulces típicos que nos alegraron la tarde. Desde allí fuimos a Rancho Mitra, donde había columpios gigantes con vistas a la bahía y disfrutamos de una panorámica preciosa. Completamos la ruta con paradas en la Plaza Cuartel y la Catedral de la Inmaculada Concepción, dos lugares históricos que muestran una parte más histórica del lugar.
Puerto Princesa no es la imagen de postal que muchos buscan en Filipinas. No te cambiará la vida, pero sí te da una buena bienvenida al país, sobre todo si vas a moverte por Palawan.
Cómo llegar a Puerto Princesa
Nosotros veníamos de Tailandia, así que volamos de Bangkok a Manila y de Manila a Puerto Princesa. Los trayectos duraron unas 3 horas el primero y una hora el segundo aproximadamente y el precio del vuelo fue de unos 120€ por persona.

El Nido
El Nido fue nuestra primera gran postal tropical de Filipinas. Tras horas de carretera, curvas infinitas y alojamientos con más hormigas que comodidades, nos encontramos con ese caos bonito de mochileros, cocoteros, playas y barquitos listos para salir.
Lo más famoso aquí son los Island Hopping. Nosotros hicimos el Tour A, que te lleva por lugares como 7 Commando Beach, Shimizu Island, la Secret Lagoon y la Big Lagoon. Algunas paradas nos parecieron algo saturadas de gente, pero en otras, como en la playa cercana a Secret Lagoon o remando en kayak por Big Lagoon, vivimos momentos realmente especiales. Volamos el dron, nos bañamos, y nos sorprendimos de lo bonitos que eran los paisajes incluso después de haber visto mil fotos antes de llegar.
En el pueblo hay buen ambiente, comida para todos los gustos y muchas agencias organizando tours. También probamos comida callejera, y encontramos un restaurante italiano que nos sorprendió con pizzas y pasta de verdad. Cuando estás tanto tiempo fuera de casa, la pizza es de las cosas que más se echa de menos.
💡 Aunque es turístico, El Nido merece mucho la pena si eliges bien el tour y no te dejas llevar por las prisas. Para evitar agobios o precios inflados, lo mejor es reservar el tour con tiempo:
⛵ ¿Quieres hacer island hopping por las lagunas de El Nido? Nosotros hicimos el Tour A y fue increíble. Puedes reservarlo aquí con antelación desde Civitatis. Con cancelación gratuita y sin líos.
Cómo ir de Puerto Princesa a El Nido
Este trayecto formó parte de un tour de seis días que contratamos desde Puerto Princesa hasta Coron. Al viajar con una amiga Filipina, conseguimos un buen precio ya que pudo contactar con agencias locales. El trayecto lo hicimos en una furgoneta compartida incluida en el tour. El recorrido duró unas 5-6 horas, con varias paradas.

Coron
Coron nos recibió con el cuerpo algo mareado del ferry desde El Nido, pero también con esa sensación de haber llegado a un sitio brutal. A diferencia de El Nido, aquí la cosa iba con más calma, y eso lo agradecimos.
El gran atractivo de Coron está en el mar. Contratamos un island hopping que nos llevó por varias islas y lagunas, como la Green Lagoon, Kayangan Lake y alguna playa que parecía sacada de una postal. Remamos en kayak, hicimos snorkel, volamos el dron y comimos pescado fresco a pie de playa. La Green Lagoon fue de nuestras favoritas por el color del agua y el entorno, y en Kayangan Lake, tras una subida entre escaleras, nos dimos un baño en ese lago casi sin sal que parecía un cenote.
También tuvimos un rato para conocer un poco la parte alta del pueblo: subimos a la Cruz de Coron, desde donde se ven unas vistas impresionantes de toda la bahía. Son 700 escalones que valen la pena, incluso con el calor pegando fuerte.
Entre paseos en triciclo, cocos frescos y cenas con cervezas frías, Coron nos supo a descanso, pero también a aventura. Si te organizas bien, puedes combinar un día de tour en barco con otro más tranquilo por el pueblo.
⛵ ¿Quieres explorar las lagunas más impresionantes de Coron? Puedes reservar el tour que hicimos nosotros, con paradas en Kayangan Lake, las Lagunas Gemelas y los Siete Pecados, directamente desde Civitatis.
Cómo ir de El Nido a Coron
El trayecto de El Nido a Coron fue parte del tour de seis días que contratamos desde Puerto Princesa. Tras una larga espera, embarcamos en un barco directo. El ferry salió a las 13:50 y llegamos cerca de las 19:00 a Coron. Tuvimos que pagar una tasa de terminal de 20 PHP por persona. Al llegar, un transfer incluido en el tour nos llevó directamente al alojamiento en Coron.

Bocaue
Bocaue no es un destino turístico, ni aparece en las guías, ni tiene playas de postal. Pero para nosotros fue una parada muy especial del viaje. Fuimos allí porque es el pueblo de Judy y queríamos compartir unos días en familia, en su casa, y conocer un poco más la Filipinas real y cotidiana.
Durante esos días, conocimos su cultura, comimos con ellos y dormimos en casas prestadas por familiares. Descubrimos sabores nuevos como el balut, el kare-kare o el pan de queso recién hecho (¡el mejor del viaje!), y participamos en reuniones, sobremesas, risas, siestas y mercados nocturnos.
💡 Fue una de esas paradas que no se planifican por lo que hay que ver, sino por lo que se siente. Vivir de cerca la generosidad de una familia filipina nos dejó una huella enorme, y aunque Bocaue no es un “imprescindible”, fue uno de los lugares donde más conectamos con el país.
Como ir de Coron a Manila
Desde Coron tomamos un ferry nocturno de la compañía 2Go hasta Manila. El trayecto duró unas 11 horas y fue bastante cómodo. Pagamos 2574,22 PHP por persona por un camarote con literas. La cena y el desayuno estaban incluidos. Al llegar a Manila nos estaba esperando Judy y su familia para llevarnos a Bocaue.

Malapascua
Malapascua fue de esos lugares que prometen tranquilidad y fondos marinos espectaculares, y aunque no todo salió como esperábamos, fue una experiencia que no olvidamos.
Llegamos tras un viaje largo desde Cebú, con ferry, buses y barcos, hasta alcanzar esa islita de calles de arena, niños corriendo y ambiente pausado. Nos alojamos en una pensión muy básica, y empezamos a movernos por la isla entre carenderías, buceadores y bares locales.
El motivo principal para venir era hacer el curso de buceo. Teníamos mucha ilusión, sobre todo por ver al famoso tiburón zorro. Pero la realidad fue más complicada: durante las prácticas bajo el agua, surgió algún problema y tuvimos que renunciar. Fue frustrante, pero también una lección importante.
Aun así, aprovechamos los días para descubrir rincones de la isla. Caminamos hasta Bantigue Cove, una playa al norte poco transitada desde donde disfrutamos del atardecer. Lo mejor es el paseo atravesando pueblos auténticos, saludando a la gente local y cruzando con gallinas, perros y niños en bici.
💡 Malapascua es una isla pequeña y sin muchas pretensiones, pero tiene una comunidad de buceadores fuerte, y si te gusta ese mundo, vale la pena. Eso sí, si buscas una isla local donde no te cruces con extranjeros, este no es tu lugar.
Como ir de Manila a Malapascua
Desde Manila volamos directamente a Cebú. Nos costó 2900 pesos por persona y el trayecto duró aproximadamente 1 hora y 15 minutos. Una vez en Cebú hay que ir hasta el North Bus Terminal (50 PHP por persona). Luego tomamos un bus de Ceres Liner hasta Maya Port (253 PHP por persona). En el puerto, embarcamos en una bangka local hasta Malapascua por 200 PHP por persona. Todo el trayecto se puede hacer en unas 5-6 horas, dependiendo de las esperas.

Moalboal
Llegamos a Cebú desde Malapascua con necesidad de descansar ya que Oscar no se encontraba nada bien. Así que tras unos días de reposo pusimos rumbo a Moalboal.
Llegamos a Moalboal buscando mar y descanso, y nos encontramos con un pueblo más auténtico que bonito, pero con cosas que lo hacen muy especial. El ambiente es relajado, con ese punto justo entre lo local y lo mochilero.
El gran espectáculo aquí está bajo el agua, y no hace falta pagar un tour para disfrutarlo. Solo con unas gafas y un tubo, puedes vivir uno de los mejores snorkels del viaje: el famoso banco de sardinas en Panagsama Beach. Nosotros fuimos por libre al amanecer, con la GoPro en mano, y fue brutal. Estar rodeados de miles de sardinas que se mueven a la vez es algo que cuesta explicar. Una experiencia mágica y sencilla.
Alquilamos una moto y salimos a explorar. Intentamos ir a White Beach, pero la cosa se complicó con las tasas y accesos privados, así que acabamos en una zona rocosa haciendo snorkel. Por suerte, dimos con Lambug Beach, mucho más relajada, con arena blanca y sin multitudes. Allí tomamos una cerveza y disfrutamos de una playa casi para nosotros solos.
También nos animamos a ir hasta Cancalanog Falls, una cascada con pozas limpias donde se bañaban niños del pueblo. Nos encantó la tranquilidad del sitio, y el detalle de ver a los críos pescar y cocinar sus peces ahí mismo nos dejó con la boca abierta. De ahí seguimos hasta Cambais Falls, más turística pero también bonita.
💡 Moalboal tiene ese punto de aventura que nos encanta. Si te gusta el snorkel y perderte en moto, este es tu sitio.
Como ir de Malapascua a Moalboal
Volvimos desde Malapascua al puerto de Maya en bangka (200 PHP por persona), y desde allí tomamos un bus hasta Cebú (320 PHP por persona). Desde Cebú fuimos a Moalboal con la compañía SBCT, pagando 209 PHP por persona por un bus que se toma en la terminal.

Siquijor
Siquijor fue una de las grandes sorpresas del viaje. Tiene ese aire misterioso y tranquilo que te invita a tomarte las cosas con calma, perderte en la carretera sin rumbo fijo y descubrir rincones mágicos.
Nos encantó movernos en moto por la isla, entre palmeras infinitas y vistas al mar cada pocos kilómetros. Visitamos varias cascadas, como las conocidas Cambugahay Falls, donde nos bañamos entre lianas y peces curiosos, o las más tranquilas Lugnason Falls, ideales para un baño en un entorno natural sin tanto turista.
Uno de los momentos más curiosos del viaje fue el masaje tradicional con una curandera, Cri Santa, en San Antonio. Nos hablaron de ella y fuimos a probar. Fue toda una experiencia: oraciones, diagnósticos inesperados y hasta hierbas para tomar después. Puede que no cure todo, pero forma parte del alma de esta isla.
También disfrutamos de las playas, especialmente Paliton Beach, que nos regaló uno de los mejores atardeceres del viaje, con el sol cayendo entre palmeras y el mar tranquilo como una piscina.
💡 Siquijor no necesita grandes resorts ni espectáculos. Su magia está en lo sencillo, en lo cotidiano y en esa sensación de estar lejos de todo.
Cómo ir de Moalboal a Siquijor
Desde Moalboal tomamos una moto compartida hasta Bato (175 PHP por persona), luego un bus de Ceres Liner hasta Liloan Port (112 PHP por persona). Ahí pagamos 15 PHP de tasa de terminal y tomamos un barco de Cuadro Alas hasta Sibulan (120 PHP por persona). Desde Sibulan, un jeepney hasta el puerto de Dumaguete (20 PHP por persona), y finalmente un ferry hasta Siquijor con la compañía HS Star por 234 PHP por persona. Fue un día de varios transportes combinados.
Cómo moverse por Siquijor
Durante nuestra estancia en Siquijor alquilamos una moto por 350 PHP al día y también usamos jeepneys para trayectos como Siquijor-Lazi (70 PHP por persona). También usamos triciclos para tramos cortos (30 PHP por trayecto aproximadamente).

Bohol
Bohol nos regaló una combinación perfecta entre aventura, naturaleza y vida local.
Llegamos a Loboc, un pueblo con encanto, rodeado de vegetación y atravesado por un río que es el alma de la zona. No hicimos el típico crucero turístico, pero sí nos acercamos a lugares como el puente colgante de bambú y las Camugao Falls, donde pudimos bañarnos entre niños locales y naturaleza en estado puro. También aprovechamos para visitar mercados, probar zumos de mango, y perdernos en moto por caminos poco transitados.
Ya en Batuan, fuimos directos a lo más icónico de la isla: las Chocolate Hills. Ir al amanecer fue todo un acierto. El paisaje, bañado por los primeros rayos de sol y con una niebla que lo hacía parecer de otro mundo, nos dejó sin palabras. Simplemente nos sentamos a contemplar. Sin duda, uno de los momentos más bonitos del viaje.
Desde ahí, exploramos más cascadas, como las Pangas Falls, que aunque pequeñas, nos regalaron una mañana de saltos, risas y hasta una cervecita fría a orillas del agua. También recorrimos arrozales, hablamos con locales y compartimos cenas en alojamientos sencillos, de esos donde te sientes como en casa.
Tras un par de días por la zona, nos fuimos a Anda, uno de esos lugares que no suelen aparecer en las guías, pero que te acaba enamorando. El pueblo tiene ese aire local, donde casi no hay turismo.
Desde el primer día nos movimos en moto, y eso nos permitió explorar a nuestro ritmo. Una de las joyas de la zona son las Kanumanantat Falls, a las que se accede caminando entre arrozales verdes y silenciosos. Estar allí solos, bañándonos en sus piscinas naturales y escuchando solo el agua, fue una pasada.
También descubrimos el Cabagnow Cenote, hicimos el trekking al Alicia Panoramic Park, que nos regaló unas vistas espectaculares y encontramos una playa increíble y solitaria, White Beach, perfecta para un baño tranquilo y para cerrar el día con los pies en la arena.
💡 Bohol tiene mucho más que colinas. Si vas con tiempo, en moto y sin expectativas rígidas, te vas a encontrar con una isla que combina lo mejor del turismo con la esencia de lo local.
Cómo ir de Siquijor a Bohol
Desde nuestro alojamiento en Siquijor tomamos un jeepney hasta Larena (70 PHP por persona), luego un triciclo al puerto (30 PHP por trayecto) y embarcamos en un ferry de la compañía Apekop Travel hasta Tagbilaran, en Bohol, por 750 PHP por persona. El ferry duró unas 2 horas.
Cómo moverse por Bohol
Tomamos un triciclo hasta la Dao Bus Terminal (25 PHP por trayecto), y de ahí un bus hasta Loboc (50 PHP por persona). Desde Loboc, alquilamos una moto por 350 PHP al día y también usamos buses locales para movernos entre Batuan, Loay y Anda (costes entre 50 y 145 PHP por persona). En Anda alquilamos otra moto por 300 PHP.

Camiguín
Camiguín fue un soplo de aire fresco, una isla que combina volcanes, cascadas, piscinas naturales y playas en un espacio pequeño pero muy diverso. Llegar desde Bohol fue toda una aventura, pero mereció la pena desde el primer momento.
Nos movimos por la isla en moto, como siempre, y eso nos dio libertad total. Uno de los primeros lugares que visitamos fueron las Katibawasan Falls, con su impresionante caída de agua rodeada de selva. Más adelante, nos bañamos en las Soda Water Pools, unas piscinas naturales con agua ligeramente gaseosa, muy limpias y agradables. También exploramos las Tuasan Falls, más modestas pero rodeadas de un entorno precioso.
Hicimos el «Walkway to the Old Volcano», una ruta con estaciones del viacrucis que culmina con unas vistas increíbles. Y no nos olvidamos del mítico Sunken Cemetery, donde hicimos snorkel entre corales y almejas gigantes, con una cruz emergiendo del agua como testigo de lo que fue. La experiencia tuvo sus altibajos, pero fue curiosa y diferente.
Camiguín también fue para descansar, ver atardeceres, comer bien y planear lo que venía después. Tuvimos días de lluvia y muchas rutas entre arrozales y manglares.
💡 Camiguín no es una isla para ir a toda prisa. Es para quedarse unos días, perderse sin mapa y dejar que el paisaje y la gente te vayan sorprendiendo poco a poco.
Cómo ir de Bohol a Camiguín
Desde Anda tomamos un bus local hasta el puerto de Jagna, que nos costó 70 PHP por persona y tardó alrededor de una hora. Desde el puerto, embarcamos en un ferry hacia Camiguín con salida prevista a las 14:30, aunque finalmente partió a las 15:00. El billete del ferry costó 766 PHP por persona, y el trayecto duró unas 4 horas. Además, pagamos 10 PHP de tasa municipal y 15 PHP de tasa de terminal por persona. El barco era bastante cómodo, con camas en lugar de asientos y zona con aire acondicionado.

Siargao
Siargao nos recibió con un cielo indeciso y un montón de ganas por descubrir sus rincones. Aunque muchos viajan directos a General Luna, nosotros decidimos alojarnos en la parte norte, cerca de Burgos, buscando un ambiente más tranquilo y algo más auténtico. Y la verdad es que fue todo un acierto.
Durante nuestros días en la isla, recorrimos en moto las carreteras bordeadas de palmeras, descubrimos playas solitarias como Alegría o la menos conocida Secret Beach, y disfrutamos de lugares tan fotogénicos como el Coconut View Deck o el puente Cloud 9, al que llegamos bordeando la costa para no pagar entrada (una de esas cosas que uno hace cuando viaja por libre).
Uno de los momentos más especiales fue el tour que hicimos desde el puerto de Del Carmen. A pesar de algún que otro aguacero, pudimos visitar lugares tan espectaculares como el Sugba Lagoon, Kawhagan Island y Pamumuan Beach, disfrutando de ese paraíso entre manglares, aguas turquesas y arena blanca que tanto caracteriza a esta isla.
Tuvimos también tiempo para saborear los días: tardes con mango float casero, paseos hasta el atardecer y esa sensación de calma que te regala el vivir despacio. Siargao es un paraíso para todos los públicos. Ya sea que te guste el surf, la naturaleza o quieras disfrutar de playas, estás en la isla correcta.
Cómo ir de Camiguín a Siargao
Desde nuestro alojamiento en Camiguín tomamos dos triciclos hasta el puerto de Benoni (10 PHP + 20 PHP por persona). Luego embarcamos en un ferry a Balingoan por 359 PHP por persona, más tasa de terminal de 15 PHP. Desde Balingoan tomamos un bus directo a Surigao (vía Butuan) que costó 572 PHP por persona y duró unas 8 horas. Al día siguiente, tomamos un ferry de la compañía Evaristo & Sons desde Surigao a Dapa (Siargao), por 420 PHP por persona más 30 PHP de tasa de terminal. Finalmente, tomamos un multicab desde Dapa hasta Burgos por 100 PHP por persona. Fue un trayecto largo con varios cambios de transporte y una noche intermedia en Surigao.

Pintuyán
Pintuyan no es un destino turístico al uso, y justo por eso queríamos incluirlo en el itinerario. Nos atraía la idea de ver tiburones ballena de forma más ética y menos masificada, en un entorno más local.
El camino hasta allí fue largo y algo caótico, pero llegar a este pequeño pueblo del sur de Leyte tuvo su recompensa. Lo primero que nos sorprendió fue el ambiente: auténtico, con calles polvorientas, niños jugando y muchas miradas curiosas.
La joya de la visita, sin duda, fue el encuentro con los tiburones ballena. La organización fue algo improvisada y el equipo alquilado no estaba en su mejor estado, pero una vez en el agua… la emoción lo compensó. Nos avisaban al grito de “¡Jump, jump now!” y nos lanzábamos al mar para nadar junto a estos gigantes. Los vimos varias veces, en un entorno muy distinto al de Oslob, sin cebos ni aglomeraciones extremas. Eso sí, las medusas también hicieron su aparición, y aunque no dolían mucho, estaban por todas partes.
El resto del tiempo lo pasamos paseando por el pueblo, comiendo en carenderías muy locales y disfrutando de esa vida pausada que tienen los sitios donde no llega el turismo de masas.
💡 Pintuyan es para quien busca una experiencia diferente, más rústica y sin filtros. Si tu objetivo es ver al tiburón ballena de manera más respetuosa con el entorno, este lugar merece estar en el mapa.
Cómo ir de Siargao a Pintuyán
Desde Burgos fuimos en moto hasta Dapa, y allí compramos el billete para el ferry. Aunque nuestra intención era ir con Evaristo & Sons (420 PHP), finalmente optamos por otra compañía más económica: Pilar Tuna Passion, que ofrecía el mismo trayecto hasta Surigao por 400 PHP por persona. El barco salió sobre las 8:30 y tardó unas dos horas.
Al llegar a Surigao, tomamos un triciclo hasta el puerto de Lipata, que costó 100 PHP por persona. Desde Lipata, embarcamos en otro ferry hacia la isla de Leyte. El billete costó 300 PHP por persona, y aunque estaba anunciado a las 2, salió finalmente a las 3 de la tarde. El trayecto duró unas dos horas.
Desde el puerto en Leyte caminamos un rato hasta la carretera principal, donde conseguimos un triciclo hasta Pintuyán por 50 PHP por persona tras negociar con el conductor. Nos dejó en nuestro alojamiento en el pueblo. Fue un día largo, con varios transportes encadenados, pero al fin lo logramos.

Camotes
Camotes fue uno de esos lugares que pintaban mejor en la teoría que en la práctica, pero aun así, nos llevamos momentos especiales.
Nos alojamos en San Francisco y durante esos días recorrimos la isla en moto, visitando playas como Santiago Bay, Mangodlong, Palanas Beach o Heminsulan. Algunas eran más familiares, otras más tranquilas. También intentamos llegar a Tulang Diot, una islita cercana que prometía, pero tras sentirnos timados con los precios del traslado, decidimos no ir.
Uno de nuestros lugares favoritos fue Taliwang Bas Beach, donde degustamos una cerveza fría viendo el mar bajo la sombra, simplemente disfrutando del presente. También visitamos Esperanza Beach y exploramos rincones menos conocidos, aunque muchas zonas nos parecieron más pensadas para turismo filipino que para viajeros independientes.
La isla tiene su encanto rural: gente amable, mercados humildes, carreteras tranquilas… Pero si tuviéramos que elegir, creemos que hay otros destinos en Filipinas más recomendables para una primera visita. Camotes no está mal, pero requiere ir sin muchas expectativas y con mucho tiempo para organizar el transporte.
💡 Ideal si buscas algo diferente, con tiempo y sin prisas. Pero si vas justo de días, hay lugares que exprimen mejor la experiencia isleña.
Como llegar a Camotes
Desde Pintuyán tomamos una minivan hasta Sogod, que costó 150 PHP por persona y duró alrededor de 1 hora y 45 minutos. En Sogod enlazamos con un bus con aire acondicionado hasta Ormoc, por 277 PHP por persona, que tardó unas 3 horas y media. Desde Ormoc embarcamos al día siguiente en un ferry de la compañía Julmar rumbo a las Islas Camotes. El ferry partió del GGC Private Port y costó 330 PHP por persona, más 20 PHP de tasa de terminal. Tras una parada larga en Pilar, llegamos al puerto de Jagutapay. Desde allí tomamos un triciclo hasta San Francisco por 225 PHP por persona.

Manila
Terminamos nuestra aventura filipina en Manila, y aunque muchos blogs y guías recomiendan pasar solo un par de días en la capital —o incluso evitarla por completo—, nosotros decidimos hacer justo lo contrario. Queríamos vivir la Semana Santa allí, ya que habíamos leído que es uno de los lugares donde se celebra con más fervor, y esa era una experiencia que no queríamos perdernos.
La ciudad nos recibió con ese caos que la caracteriza: tráfico constante, pobreza, contrastes… pero también con algo que no esperábamos y que nos encantó desde el primer día: un ambiente local vibrante y una amabilidad sincera por parte de su gente. Y fue precisamente eso lo que marcó la diferencia.
Nos alojamos en un barrio alejado de las zonas más turísticas, lo que nos permitió conectar con la Manila cotidiana. Cada día salíamos a caminar por calles llenas de vida, donde los vecinos saludaban, los niños jugaban y las carenderías olían a comida recién hecha.
Recorrimos lugares como Intramuros, que conserva ese aire colonial y pausado, cruzamos el río Pasig en ferry (cuando no estaba suspendido por las festividades), y nos perdimos por el barrio chino de Binondo, entre templos, pastelerías y tiendas diminutas. Visitamos iglesias, algunas imponentes, otras escondidas, y fuimos testigos de procesiones llenas de emoción que llenaban las calles al caer la tarde.
En medio de ese bullicio, también hubo espacio para la calma. Descubrimos el Ayala Triangle, un pequeño oasis verde en pleno centro, y nos sorprendió lo agradable que era pasear por Glorietta, mucho más accesible y cercano que el exclusivo Greenbelt (centros comerciales).
Y así, entre pasos lentos, celebraciones religiosas y esa mezcla de desorden y ternura que solo Manila tiene, despedimos nuestro viaje por Filipinas. Fue un cierre inesperado y especial. Porque al final, más allá de las playas o las cascadas, lo que más se queda es la gente, las miradas compartidas y esos días que no planeas pero se te quedan grabados para siempre.
Como ir de Camotes a Manila
Desde San Francisco tomamos un triciclo hasta el puerto de Consuelo por 50 PHP por persona. Allí embarcamos en un ferry de Jomalia Shipping hacia Danao (Cebú) por 300 PHP por persona. El trayecto duró unas 2 horas. Desde el puerto de Danao, tomamos un bus hasta el North Bus Terminal de Cebú, que debía costar 70 PHP por persona, pero finalmente fue gratuito. Después subimos a un jeepney hasta el centro comercial SM por 15 PHP por persona, y desde allí caminamos hasta la estación. Para llegar al aeropuerto, tomamos un MyBus por 50 PHP por persona. Finalmente, volamos desde Cebú a Manila con Air Asia. El vuelo costó 2366 PHP por persona y duró 1 hora y 15 minutos. Al llegar a Manila, tomamos un Grab hasta nuestro alojamiento por 178 PHP en total.

💸 Presupuesto total por persona en 2 meses
Viajar a Filipinas por libre durante casi dos meses no solo fue una experiencia increíble, sino también más económica de lo que imaginábamos. Como siempre, cada viaje se adapta a los gustos y prioridades de cada uno, pero en nuestro caso, optamos por una mezcla equilibrada entre comodidad, aventura y ahorro.
En total, gastamos 1.515,91 € por persona durante nuestros 57 días en Filipinas. Este fue nuestro presupuesto detallado:
- Alojamiento: 414,56 €
- Comida: 278,85 €
- Transporte interno: 197,89 €
- Entradas y actividades: 142,62 €
- Ferries: 134,94 €
- Vuelos internos: 81,31 €
- Tarjeta SIM y conectividad: 12,19 €
- Otros (compras, lavandería, regalos…): 253,55 €
💡 Como ves, el alojamiento y la comida son bastante asequibles si no tienes problema en alojarte en guesthouses o pensiones sencillas y comes en carenderías locales. Lo más caro fue el transporte (ferries y vuelos), pero inevitable si quieres conocer varias islas. Aun así, creemos que la relación calidad-precio del viaje fue excelente.
Además, viajamos sin lujos, pero sin renunciar a nada esencial: hicimos snorkel, alquilamos motos, vimos tiburones ballena, recorrimos playas y disfrutamos del país sin mirar el reloj.
🎎 Curiosidades culturales de Filipinas
Filipinas es uno de esos países que, cuanto más lo recorres, más te sorprende. No solo por sus paisajes o su gente, sino por esas pequeñas cosas del día a día que no encuentras en las guías.
- Una de las primeras cosas que nos llamó la atención fue el idioma. Teníamos curiosidad por comprobarlo in situ. Y sí, el español sigue presente en palabras sueltas: desde “mesa” y “tenedor” hasta los números.
- Y luego está la religión. Nosotros vivimos la Semana Santa en Manila y nos dejó con la piel de gallina. La intensidad con la que se vive, las procesiones, la música, el fervor… Todo nos recordó a Andalucía. Ver esa devoción en pleno sudeste asiático fue increíble.
- La familia lo es todo en Filipinas. Lo vivimos de lleno en Bocaue, cuando nos quedamos con la familia de nuestra amiga Judy. Fue una de las experiencias más reales del viaje.
- La música es otra constante: el karaoke es religión. Da igual si es lunes o domingo, si son las 10 de la mañana o las 10 de la noche: siempre hay alguien cantando. Y lo mejor es que no importa si lo haces bien o mal. Aquí lo importante es participar.
- Los medios de transporte también son un mundo aparte: jeepneys decorados como fiestas móviles, triciclos en los que cabe medio barrio, y furgonetas donde “siempre entra uno más”.
- Y como apunte curioso (y un poco molesto): las tasas. En casi cada puerto, playa o pueblo turístico, te cobran una tasa medioambiental. Aunque suelen ser cantidades pequeñas, acaban sumando y a menudo da la sensación de que no se invierte realmente en conservar el entorno.
🧭 Consejos para viajar a Filipinas
🚍 Transporte entre islas y por tierra
- Los trayectos pueden ser largos, con retrasos e imprevistos. Ten siempre margen y no encajes demasiado los horarios.
- Recomendamos usar Trip.com para consultar horarios y comprar billetes online con antelación.
- Cuando puedas, alquila moto. Da libertad total y es lo más práctico en la mayoría de islas.
💸 Dinero y pagos
- Muchos cajeros fallan o cobran comisiones altas. Nosotros usamos N26 y también enviábamos dinero entre nosotros con Remitly para recogerlo en efectivo sin comisiones.
- Siempre lleva algo de efectivo. En pueblos pequeños no aceptan tarjeta ni hay cajeros cerca.
📱 Conectividad y SIMs
- Usamos SIMs locales como Globe y Smart, con resultados muy irregulares. Algunas zonas no tienen cobertura.
- Si prefieres llegar conectado, puedes llevar una eSIM como la de Holafly.
🍛 Comida local y dónde comer
- Las carenderías (puestos de comida local) son la mejor opción para comer rico y barato. No tengas miedo de entrar y probar.
- En algunos sitios la comida es muy repetitiva, así que si encuentras variedad… ¡aprovéchala!
⛺ Alojamiento
- En general, los alojamientos son muy sencillos. No te fíes solo de las fotos; mejor reserva una noche y decide si te quedas más.
- En pueblos remotos puede que solo encuentres guesthouses familiares. Es parte del encanto, pero lleva una red antimosquitos por si acaso.
📅 Tasas, trámites y extras
- En muchos sitios cobran tasas medioambientales o de entrada. Guarda los recibos, ya que algunos sirven para varios días.
- Las excursiones se pueden reservar allí mismo, pero si quieres asegurar plaza o prefieres llevarlo cerrado, puedes hacerlo en Civitatis.
🗣️ Cultura y costumbres
- Levantar las cejas significa “sí”, y señalar con los labios es totalmente normal. Te acabas acostumbrando (y haciéndolo tú también).
- La gente es increíblemente amable. Si tienes dudas, pregunta. Siempre intentarán ayudarte, incluso aunque no hablen tu idioma.

🧭 Conclusión
Viajar a Filipinas por libre fue mucho más que recorrer islas paradisíacas. Fue adentrarnos en la cotidianidad de un país que vive a otro ritmo, donde las sonrisas son más frecuentes que los atascos, y donde la hospitalidad te sorprende en cada esquina.
Llegamos casi sin nada y nos fuimos con el corazón lleno. Nos empapamos de su cultura, nos maravillamos con sus paisajes, nos perdimos por sus caminos y nos encontramos en su gente. Y aunque hubo momentos duros (como en todo gran viaje), Filipinas nos dio una lección de sencillez, de comunidad y de alegría.
Ojalá esta guía te ayude a vivir una experiencia igual de intensa. Filipinas no es un destino más: es un viaje que se queda contigo mucho tiempo después de haber regresado.
¿Te ha gustado Filipinas?
Entonces no puedes perderte nuestra guía de Indonesia: otro archipiélago fascinante que recorrimos por libre, con volcanes, templos milenarios y playas de postal.
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