Viajar a Tailandia por libre: Guía completa para recorrer el país de las sonrisas

por Oscar y Tatiana

Viajar a Tailandia por libre fue, sin duda, una de las decisiones más acertadas de nuestro viaje por Asia. Pero ojo, no fue una visita cualquiera. Lo nuestro con Tailandia fue una historia en dos capítulos… y cada uno muy distinto.

La primera vez entramos casi de puntillas. Veníamos de Nepal con una idea clara: queríamos pasar la Navidad en un sitio con ambiente festivo. Y claro, Bangkok se prestaba perfecto. Árboles gigantes en los centros comerciales, luces por todas partes, villancicos a todo volumen y hasta cenas con velitas. Desde ahí hicimos una escapada en tren a Ayutthaya, y luego subimos al norte, a Chiang Mai, desde donde cruzamos a Laos. Fue breve pero intenso, y nos dejó con ganas de más.

Así que un año después, volvimos. Y esta vez a lo grande: dos meses enteros recorriendo Tailandia de norte a sur, mochila al hombro y muchas ganas de explorar. Empezamos por el norte montañoso, con el loop de Mae Hong Son, Chiang Rai y los templos surrealistas, seguimos con el centro histórico en Sukhothai, y acabamos bajando hacia las playas del sur, saltando de isla en isla: Koh Tao, Koh Lanta, Koh Mook, Koh Lipe… cada una con su rollo y todas con ese sabor tailandés que engancha.

Y para rematar, como ya era casi tradición, volvimos a pasar la Navidad en Bangkok. Mismo caos, misma energía, mismo apartamento. Fue como volver a casa por fiestas, pero en versión pad thai y tuk-tuks.

Ya sea tu primera vez o tu décimo viaje, Tailandia siempre te da una excusa para volver. Aquí te contamos todo, paso a paso, con nuestra ruta, trucos, consejos y, por supuesto, anécdotas. Si vas a viajar a Tailandia por libre, esta guía te va a venir de lujo.

Índice del contenido

🧳 Preparativos para viajar a Tailandia {#tailandia-preparativos}

Viajar a Tailandia por libre fue, sin duda, uno de los grandes aciertos de nuestro viaje largo. Tanto si vas por un par de semanas como si tienes la suerte de recorrer el país durante dos meses como hicimos nosotros, hay ciertos preparativos clave que conviene tener claros.

💰 Moneda y precios

La moneda oficial de Tailandia es el baht tailandés (THB). En el momento de nuestro viaje, el cambio rondaba los 37 THB por 1 €. Es un país muy agradecido en cuanto a presupuesto: comer en mercados locales o moverse en transporte público es ridículamente barato, pero también puedes encontrar alojamientos boutique, cafeterías trendy y actividades organizadas a precios europeos si te despistas.

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🗣 Idioma

El idioma oficial es el tailandés, y aunque su alfabeto puede intimidar al principio, la mayoría de la gente en zonas turísticas se defiende en inglés. Nosotros aprendimos lo básico para saludar y dar las gracias, y eso siempre suma: un “khop khun ka/krap” abre puertas y arranca sonrisas.


🛂 Visado

Si tienes pasaporte español, puedes estar hasta 30 días sin visado al entrar por aire o tierra. Como nosotros entramos dos veces, salimos a Malasia en tren para un día y volvimos a entrar sin problemas. Solo asegúrate de que tu pasaporte tenga mínimo 6 meses de validez.


💉 Vacunas

No se exigen vacunas obligatorias, pero las más recomendadas son: tétanos, hepatitis A y B, fiebre tifoidea y en algunos casos rabia. Nosotros no nos vacunamos contra la rabia, pero sí llevábamos todas las básicas al día.

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🚆 Transporte si vas a viajar a Tailandia por libre {#tailandia-transporte}

Moverse por Tailandia por libre es sencillo y bastante barato. Durante nuestros dos viajes por el país, usamos prácticamente todos los medios de transporte disponibles: trenes, buses locales, minivans, ferris y tuk-tuks, y por supuesto, siempre que pudimos alquilamos moto.

El sistema de trenes es uno de los mejores aliados para viajes largos, sobre todo si tienes tiempo y quieres ahorrar en noches de alojamiento. Nosotros tomamos trenes diurnos y nocturnos (con literas), y aunque no son precisamente rápidos, son seguros, baratos y toda una experiencia tailandesa. Los trayectos más populares, como Bangkok–Chiang Mai, se pueden reservar en estaciones o en plataformas como 12go o Trip.com, que usamos alguna vez y nos funcionó bien.

En el sur del país, las minivans son reinas del asfalto. Las cogimos para ir de ciudad en ciudad, entre zonas de costa o hacia terminales de ferry. Son rápidas, económicas y constantes, aunque a veces algo apretadas si vas con mochila grande.

Los buses interurbanos también fueron una opción cómoda para distancias medias. Las estaciones están bien organizadas y hay salidas frecuentes, sobre todo desde ciudades grandes como Bangkok o Chiang Mai. Se puede viajar muy bien sin necesidad de reservar con antelación.

Para movernos entre islas como Koh Tao, Koh Samui o Koh Lanta, usamos ferris públicos, que suelen estar bien coordinados con minivans o buses. En temporada alta, lo ideal es reservar con antelación para no quedarte sin plaza, sobre todo si hay conexión entre ferry + bus.

En Bangkok también nos movimos mucho en MRT y BTS, el metro y skytrain, que funcionan de maravilla y te salvan del caos del tráfico. En Chiang Mai, Krabi o Ayutthaya también usamos tuk-tuks..

Nuestro consejo: no te obsesiones con reservar todo antes de llegar. Moverse por Tailandia es muy fácil, incluso improvisando sobre la marcha. Y si te agobias con las conexiones, siempre puedes tirar de Trip.com para asegurarte el billete desde el móvil.


☀️ Mejor época para viajar a Tailandia {#tailandia-epoca}

Tailandia es un país que se puede visitar todo el año, pero dependiendo de la zona y del mes, te encontrarás con un clima muy diferente. En nuestro caso, estuvimos entre finales de Noviembre y principios de Febrero.

🧭 Temporadas en Tailandia

El clima tailandés se divide básicamente en tres estaciones:

  • Temporada seca (noviembre a marzo): Es la mejor época para la mayoría de regiones, especialmente el norte (Chiang Mai, Chiang Rai), el centro (Bangkok, Ayutthaya) y la costa oeste (Phuket, Krabi, Koh Lanta). Las temperaturas son más agradables y hay poca lluvia.
  • Temporada calurosa (abril a junio): Empiezan los 35 °C o más, con bastante humedad. Bangkok puede ser asfixiante y no es lo ideal para recorrer ciudades.
  • Temporada de lluvias (julio a octubre): Es el monzón. En el norte y centro llueve bastante, pero también hay días de sol. En el Golfo de Tailandia (Koh Tao, Koh Samui, Koh Phangan), sin embargo, las lluvias fuertes se concentran entre octubre y diciembre.

📌 ¿Cuándo recomendamos viajar?

  • Para recorrer el país entero sin complicaciones: noviembre a febrero es ideal.
  • Para disfrutar del norte: diciembre y enero son frescos y agradables.
  • Para las islas del Golfo (Koh Tao, Koh Phangan, Koh Samui): mejor ir de abril a agosto.
  • Para las islas de Andamán (Koh Lipe, Koh Lanta, Phuket): la mejor época es de noviembre a marzo.

En resumen, noviembre a febrero es perfecto si buscas combinar templos, playas e incluso alguna fiesta. ¡Justo las fechas que elegimos nosotros y no pudimos acertar más!


🍜 Gastronomía de Tailandia {#tailandia-gastronomia}

Si hay algo que hace que viajar a Tailandia por libre sea aún más inolvidable, es su comida. Y es que aquí, cada plato es una explosión de sabor, y comer se convierte en una auténtica experiencia sensorial. La cocina tailandesa combina lo dulce, lo salado, lo ácido y lo picante de una forma única. Además, es muy accesible, tanto por precio como por disponibilidad. Puedes comer bien por menos de 2 € en un puesto callejero, o darte un capricho en restaurantes más cuidados sin que se dispare el presupuesto.

Lo mejor es que no hace falta buscar mucho: en mercados nocturnos, calles secundarias o estaciones de tren encontrarás auténticas delicias. Eso sí, ten en cuenta que el picante tailandés es otro nivel, así que si no lo llevas bien, aprende a decir “mai pet” (no picante). Aunque no siempre funcione 😅.

🥢 Platos típicos tailandeses que debes probar

Aquí va una selección de imprescindibles de la cocina tailandesa:

  • Pad Thai: Fideos de arroz salteados con huevo, brotes de soja, tofu o carne, cacahuetes y lima. El clásico por excelencia.
  • Khao Soi: Plato típico del norte. Sopa cremosa de curry con fideos, acompañada de cebolla encurtida, lima y a veces pollo o ternera.
  • Tom Yum: Sopa picante y ácida, normalmente con langostinos. Muy popular en todo el país.
  • Pad Kra Pao: Salteado de carne picada (a menudo cerdo o pollo) con albahaca sagrada y arroz, coronado con un huevo frito.
  • Som Tum: Ensalada de papaya verde rallada, con salsa de pescado, lima, azúcar de palma y mucho picante.
  • Massaman Curry: Uno de los currys más suaves, con toques de canela y cardamomo, patatas y carne. Ideal si no te va el picante.
  • Sticky Rice con Mango: Arroz glutinoso con leche de coco y mango fresco. El postre tailandés por excelencia.
  • Roti: Crepes finitas que pueden ser dulces (con banana y chocolate) o saladas. Muy comunes en puestos callejeros.
  • Satay: Brochetas de carne marinada, servidas con salsa de cacahuete.

🍴Consejos útiles sobre la comida en Tailandia

  • Comer en puestos callejeros es totalmente seguro si ves movimiento local. Cuanta más gente, más rotación de ingredientes.
  • Hay muchas opciones vegetarianas, sobre todo en el norte del país.
  • El agua del grifo no es potable, pero el hielo de los restaurantes y puestos autorizados suele ser seguro.
  • No te sorprendas si en el desayuno te ofrecen arroz con curry o sopa de fideos. En Tailandia se come fuerte desde temprano.

Comer en Tailandia no es solo una necesidad: es uno de los grandes placeres del viaje. Prepárate para probarlo todo… y para echarlo de menos cuando vuelvas.


🔐 Seguridad y conectividad en Tailandia {#tailandia-seguridad}

Viajar a Tailandia por libre es, en líneas generales, muy seguro. Tanto si viajas en pareja, solo o sola, como si lo haces en familia, es uno de esos destinos que da confianza. Eso sí, como en cualquier otro país, hay que usar el sentido común y seguir algunas recomendaciones básicas.

En cuanto a seguridad:

  • Los robos no son comunes, pero conviene tener ojo en las zonas más turísticas o en mercados muy concurridos.
  • Mucho cuidado con las estafas en Bangkok, especialmente con tuk tuks que ofrecen “tours gratuitos” que acaban en tiendas caras o templos cerrados.
  • Evita alquilar motos si no tienes experiencia. En zonas como Pai, Phuket o Koh Tao, los accidentes son frecuentes y no siempre estás cubierto por el seguro.
  • Respeta las normas culturales, especialmente al visitar templos. Es obligatorio cubrir hombros y piernas, y quitarse los zapatos al entrar.

Y sobre conectividad, Tailandia lo pone fácil:

  • La mayoría de alojamientos tienen buen Wi-Fi, incluso en islas pequeñas.
  • Nosotros optamos por comprar tarjetas SIM locales (como AIS o DTAC), que ofrecen datos ilimitados por muy buen precio. Es fácil conseguirlas nada más aterrizar o en cualquier 7-Eleven.
  • Aunque casi siempre hay cobertura, en zonas remotas (como algunas islas del sur o regiones del norte) puede fallar puntualmente.

Nosotros no la usamos, pero si prefieres estar conectado desde que aterrizas, puedes conseguir una eSIM de Holafly con 5 % de descuento desde nuestro enlace.

👉 En resumen: Tailandia es muy amigable para el viajero independiente. Con un poco de preparación, puedes moverte tranquilo y estar siempre conectado.


🗺 Nuestro itinerario por Tailandia (60 días)

  • Día 1: Hat Yai – Chiang Mai
  • Día 2 al 4: Chiang Mai
  • Día 5 al 11: Pai – Mae Hong Son (Mae Hong Son loop)
  • Día 12 al 13: Chiang Rai
  • Día 13: Chiang Rai – Sukhothai
  • Día 14: Sukhothai
  • Día 15: Phitsanulok – Lop Buri
  • Día 15 al 26: Bangkok
  • Día 27 al 30: Prachuap Khiri Khan
  • Día 31–32: Hat Yai – Padang Besar
  • Día 33 al 36: Koh Lipe
  • Día 37 al 40: Koh Mook
  • Día 41 al 44: Koh Lanta
  • Día 45–46: Railay
  • Día 47 al 51: Koh Tao
  • Día 52: Chumphon – Hua Hin
  • Día 53 al 55: Kanchanaburi
  • Día 56-58: Nam tok
  • Día 59-60: Bangkok

🗺 Mapa de nuestro recorrido por Tailandia

Haz zoom o clic en los marcadores para ver los lugares que visitamos.


Qué vimos en Tailandia en 2 meses

Chiang Mai

Chiang Mai fue nuestro primer contacto con el norte de Tailandia, y la ciudad nos enganchó desde el minuto uno. Tiene ese rollo tranquilo pero con chispa, donde lo tradicional convive con cafeterías hipsters, templos centenarios y motos zigzagueando por callejones llenos de vida.

Nos alojamos en una guesthouse muy apañada en el barrio de Chang Moi, ideal para moverse andando y descubrir la ciudad a nuestro ritmo. Lo mejor de Chiang Mai es dejarse llevar. Y eso hicimos. Caminamos por el casco antiguo sin mapa ni prisas, y en cada esquina nos sorprendía un templo, un mural o un puestito con pad thai que olía de locos.

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Visitamos templos como Wat Phra Singh o Wat Chedi Luang, pero también joyas más escondidas donde no había ni un turista. Y un día alquilamos una moto para subir hasta el Wat Phra That Doi Suthep, con una vista brutal de la ciudad y una carretera llena de curvas que nos encantó recorrer.

Uno de nuestros momentos favoritos fue el mercado nocturno del domingo. Comida callejera a precios ridículos, luces por todas partes y ese ambientazo tailandés que tanto nos gusta.

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Cómo ir de Hat Yai a Chiang Mai

Ya que entramos a Tailandia por tierra desde Malasia, volamos directamente desde Hat Yai a Chiang Mai. El trayecto duró unas 2 horas y nos costó 2500 bahts por persona.


Mae Hong Son Loop

Nos lanzamos al Mae Hong Son Loop con muchas ganas, una moto automática y una mochila ligera. Lo hicimos en sentido antihorario, saliendo desde Chiang Mai, y fueron siete días increíbles en los que cada jornada nos regaló paisajes diferentes, pueblos con alma y un montón de curvas… más de las que podíamos contar.

Nuestra primera parada fue Pai, el pueblo mochilero por excelencia. Aunque no nos atrajo demasiado su ambiente de fiesta y postureo, sí que disfrutamos de las vistas desde el Pai Canyon, los templos y ese aire bohemio entre montañas. Desde allí, la carretera nos llevó hasta Mae Hong Son, donde encontramos algo mucho más auténtico: lagos tranquilos, templos de estética birmana como el Wat Phrathat Doi Kong Mu, y la paz de sentarse junto al lago viendo cómo anochece con los reflejos dorados en el agua.

Uno de los highlights del día fue Ban Rak Thai, un pueblito de herencia china cerca de la frontera con Myanmar. Rodeado de montañas y con casitas de té sobre un lago, tiene un rollo muy peculiar. Paseamos por el pueblo, probamos dulces típicos (algunos mejores que otros, todo sea dicho) y nos dejamos llevar por el ambiente relajado. De vuelta en Mae Hong Son, nos encantó simplemente caminar y disfrutar de su lado más íntimo.

La ruta continuó por un tramo menos transitado hasta llegar a Mae Sariang, atravesando montañas cubiertas de vegetación. Esta etapa fue más de transición, pero también bonita. Lo mejor fue dormir en un sitio junto al río, donde el tiempo parecía haberse detenido. Desde aquí seguimos hasta Mae Chaem, un lugar muy rural y encantador donde no vimos casi turistas. Nos alojamos en una casita con vistas a campos verdes y nos despertamos con el canto de los gallos, literal. Fue un día de descanso con charlas, fotos y café tailandés.

La última etapa fue de las más espectaculares: ascendimos al Doi Inthanon, el punto más alto de Tailandia. Aunque el mirador principal estaba cubierto por la niebla, el paseo por el Ang Ka Trail fue precioso, con ese musgo cubriéndolo todo y el frescor que solo se encuentra en las montañas. También paramos en las famosas pagodas del rey y la reina, que nos dejaron unas vistas épicas entre nubes y flores. Finalizamos el loop en Chom Thong, donde dormimos con la satisfacción de haber hecho uno de los mejores recorridos de Tailandia.

¿La clave? Disfrutar del camino, parar en los miradores, comer en puestitos de carretera y dejarse llevar. El Mae Hong Son Loop fue mucho más que una ruta en moto: fue un viaje por el alma del norte de Tailandia.

Cómo hacer el Mae Hong Son Loop en moto

Desde Chiang Mai alquilamos una moto por 400 bahts al día y recorrimos durante varios días el Mae Hong Son Loop, una ruta circular con paradas en Pai, Mae Hong Son, Mae Sariang, Mae Chaem y Doi Inthanon. Los trayectos variaban entre 2 y 5 horas. El alquiler incluía casco y dejamos una fianza de 3000 bahts.


Chiang Rai

Chiang Rai fue una grata sorpresa en nuestro viaje por el norte de Tailandia. Íbamos con la idea de hacer una parada rápida antes de seguir ruta, pero acabó conquistándonos por su ambiente tranquilo y algunos de los templos más llamativos del país.

El plato fuerte, sin duda, fue el Templo Azul (Wat Rong Suea Ten). Es una pasada. No se parece a nada que hubiéramos visto antes: un azul eléctrico cubre cada rincón, las esculturas parecen sacadas de otro planeta y los detalles dorados hacen que brille aún más. Lo visitamos por la tarde, y pudimos disfrutarlo casi en soledad. Un templo que se queda grabado.

Además, aprovechamos para hacer el tour gratuito en tranvía que sale desde la estatua del Rey Mengrai. Aunque todo el recorrido es en tailandés, nos pareció una forma curiosa de recorrer la ciudad y ver templos como el Wat Phra Kaew o el Wat Phra Singh sin andar demasiado.

Para cerrar el día, dimos una vuelta por el mercado nocturno, comimos bien y barato, y nos quedamos con esa sensación de que Chiang Rai no es solo una escala… es una parada que merece su tiempo.

🎨 ¿Te fliparon las fotos del Templo Blanco? ¡Pues espera a verlo en persona! Con esta excursión a Chiang Rai desde Chiang Mai puedes visitar el Templo Azul, la Diosa de la Misericordia y más maravillas desde Chiang Mai.

Cómo ir de Chiang Mai a Chiang Rai

Viajamos con la compañía GreenBus. El trayecto costó 206,7 bahts por persona, duró unas 4 horas y fue bastante cómodo.


Sukhothai

Visitar Sukhothai fue como retroceder siglos en el tiempo y colarse en lo que un día fue la capital del primer reino tailandés. Aunque tuvimos un inicio algo accidentado —con una moto más bien regulera y desayunos improvisados en un 7-Eleven—, una vez pusimos pie en el parque histórico, todo mereció la pena.

Nosotros llegamos en plena temporada alta, y justo pillamos la entrada gratuita a la zona central del recinto. Entramos por la puerta este, que da directamente al corazón del parque, y empezamos la ruta con el majestuoso Wat Mahathat, que es sencillamente espectacular. Después paseamos por el Wat Sa Si, con su icónico puente de madera y su estanque rodeándolo. Muy fotogénico y con un encanto especial.

Uno de los templos que más nos impactó fue el Wat Si Chum, con su enorme Buda escondido en una sala de muros altos. Verlo en silencio, sin apenas turistas, fue uno de esos momentazos del viaje. También pasamos por el Wat Sri Sawai, con sus torres al estilo jemer, y por el curioso Wat Sorasak, donde una fila de elefantes de piedra rodea el chedi central. En total recorrimos casi todo el recinto: la zona central, el norte y el oeste, sin agobios y disfrutando de cada parada.

Eso sí, si prefieres, puedes alquilar una bicicleta o incluso un carrito eléctrico para moverte por el parque, pero nosotros lo hicimos en moto y nos apañamos bien. La zona norte es más libre y menos delimitada, ideal para perderse entre ruinas más salvajes. El Wat Sapanghin, en lo alto de una colina, nos regaló unas vistas preciosas de campos verdes con un Buda solitario que custodia el horizonte.

Y sí, después de tanta historia, había que reponer fuerzas: probamos los famosos Sukhothai Bot Noodles, un plato seco con cerdo, fideos y una mezcla deliciosa de sabores. Muy recomendable.

En resumen, Sukhothai fue una de las sorpresas del viaje. Tranquila, llena de historia y fácil de recorrer. Si te gusta la arqueología, los Budas gigantes y los paseos en moto entre ruinas, este lugar es para ti.

Cómo ir de Chiang Rai a Sukhothai

Primero regresamos en bus desde Chiang Rai a Chiang Mai con GreenBus (206,7 bahts por persona) y luego continuamos hasta Sukhothai en un bus de otra compañía (134,6 bahts por persona). En total, unas 8 a 9 horas de trayecto.


Lop Buri

Lop Buri fue una de esas paradas inesperadas. Veníamos de Sukhothai con ganas de algo diferente, y esta ciudad tailandesa —conocida por estar literalmente tomada por los monos— cumplió con creces.

Nada más llegar, nos alojamos cerca de la estación, en un guesthouse sencillo pero muy bien ubicado. Empezamos explorando el Palacio del Rey Narai, una joyita histórica con ruinas bien conservadas y un pequeño museo. Estuvimos de suerte: por las festividades de Navidad, no pagamos entrada.

Después fuimos a Ban Wichayen, la antigua casa de un aventurero griego del siglo XVII. La verdad es que si no hubiera sido gratuito no habríamos entrado, pero como parada rápida, sumó.

El gran momentazo del día fue visitar Prang Sam Yot, el famoso templo jemer… que ahora es territorio absoluto de los monos. Había decenas (¿cientos?) de ellos por todas partes, y aunque íbamos preparados con palos que cogimos del Palacio (literalmente), la tensión era constante. Vimos a varios turistas ser rodeados y hasta un niño al que intentaron quitarle la bolsa. Fue una experiencia tan surrealista como inolvidable.

También aprovechamos para probar uno de los mejores currys del viaje y dimos algún paseo más tranquilo por templos como Wat Phra Sri Mahathat, que nos gustó mucho por su calma y por estar prácticamente vacíos.

Lop Buri fue intensa, peculiar y auténtica. Y sí, puede que salgamos en alguna foto como “esos turistas con palos huyendo de monos”, pero mereció la pena.

Cómo ir de Sukhothai a Phitsanulok y luego a Lop Buri

Tomamos un bus local desde Sukhothai a Phitsanulok por 134,6 bahts por persona. Luego enlazamos con un tren hasta Lop Buri, que costó 99 bahts por persona.


Bangkok

Estuvimos dos veces en Bangkok. Y no por casualidad. Pasamos allí dos Navidades seguidas, y si volvimos fue porque la ciudad nos encantó. Es caótica, sí, pero tiene algo que te atrapa. Y lo cierto es que nos la recorrimos entera, con calma y sin prisas, porque Bangkok da para mucho más de lo que parece.

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Nos alojamos en una zona tranquila pero bien conectada. La primera vez lo descubrimos un poco de rebote, y cuando tocó volver al año siguiente, ni lo dudamos: repetimos sin pestañear.

Tuvimos tiempo de sobra para ver templos icónicos como Wat Pho o Wat Arun, perdernos por Chinatown, comer en mercados callejeros, subir a azoteas con vistas, descubrir cafeterías escondidas y explorar centros comerciales futuristas como ICONSIAM.

Bangkok es esa mezcla de tradición y modernidad que engancha. Podrías pasar semanas aquí sin aburrirte. Nosotros lo hicimos y aún así nos quedaron rincones por descubrir. Sin duda, una de nuestras ciudades favoritas del Sudeste Asiático.

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Cómo ir de Lop Buri a Bangkok

Desde Lop Buri tomamos un tren directo a Bangkok. El billete costó 89 bahts por persona y el trayecto duró unas 3 horas.


Ayutthaya

Ayutthaya fue una escapada perfecta desde Bangkok. Una ciudad que permite descubrir un trozo de historia sin prisas.

Nada más llegar en tren, alquilamos una scooter por 200 bahts (sí, con el pasaporte de garantía y control de gasolina incluido, todo muy “old school”), y salimos a recorrer sus rincones más emblemáticos. Empezamos por el Wat Mahathat, famoso por la cabeza de Buda entrelazada en las raíces de un árbol, un icono del país. Luego, pasamos por el Wat Ratchaburana y el Wat Phra Si Sanphet, con sus tres estupas majestuosas. Si te animas, hay un pase combinado para visitar seis templos por 220 bahts.

Uno de nuestros favoritos fue el Wat Chaiwatthanaram: arquitectura de estilo camboyano, fotogénico a más no poder y con el añadido de ver a gente vestida con trajes tradicionales haciendo sesiones de fotos. Un puntazo inesperado.

También nos acercamos al Chedi Phukhao Thong, gratuito y muy distinto, construido por los birmanos. El contraste con los otros templos lo hizo aún más interesante. Comimos en un local sencillito por 40 bahts y seguimos explorando hasta que nos tocó devolver la moto y volver al tren de regreso, cansados pero encantados.

Ayutthaya es una excursión de un día muy completa. Nos dejó con la sensación de haber viajado en el tiempo… pero con casco y sobre dos ruedas.

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Cómo llegar a Ayutthaya desde Bangkok

Fuimos a Ayutthaya desde Bangkok en tren, saliendo desde la estación de Hua Lamphong por la mañana. El trayecto fue tranquilo y nos permitió empezar la visita a buena hora. El tren cuesta entre 15 y 20 baths por trayecto.


Prachuap Khiri Khan

Prachuap Khiri Khan fue una de esas paradas que no entraba en nuestros planes, pero que acabó dejándonos muy buen sabor de boca. Después del bullicio de Bangkok, este rincón costero fue un auténtico respiro. Nada de masificación ni hordas de turistas: aquí el ambiente se vuelve más local.

Lo que más nos gustó fue su playa Ao Manao, dentro de una base militar. Aunque llegamos tarde para ver los gibones (cierran a las 16:30), el paseo por la playa valió totalmente la pena. Arena dura (de la buena, esa que no se te mete en todas partes), sombra natural y mucha gente local disfrutando sin postureo.

Nos movimos en moto de alquiler, que conseguimos por 250 bahts para día y medio. Ideal para moverse por la zona sin depender de horarios. Paseamos por la ciudad, descubrimos algún templo curioso como el Pilar de la Ciudad, y nos topamos con un montón de sitios donde comer barato.

¿Lo recomendamos? Sí, sobre todo si quieres un paréntesis tranquilo entre tramos más intensos del viaje. Un lugar que no suele salir en las guías, pero que tiene su encanto.

Cómo ir de Bangkok a Prachuap Khiri Khan

Desde la estación principal tomamos un tren hasta Prachuap Khiri Khan. El billete costó 167 bahts por persona. El trayecto duró entre 6 y 7 horas.


Koh Lipe

Koh Lipe fue nuestra puerta al paraíso. Una islita pequeña pero con mucha personalidad, perfecta para bajar el ritmo tras tantos kilómetros de mochila al hombro. Viajamos desde Hat Yai y nada más llegar entendimos por qué tanta gente se enamora de este rincón del sur de Tailandia.

Durante varios días, nuestra rutina fue tan sencilla como perfecta: panqueque de chocolate o mango para empezar el día, caminata hasta alguna playa tranquila, y relax. Nos dimos chapuzones en Sunset Beach y Sunrise Beach, pero también exploramos calas más escondidas como Sanom Beach o aquella cerca del viejo Pitiusas Bar, que aunque algo descuidada, fue perfecta para descansar bajo la sombra y ver pasar el tiempo.

El ambiente en Koh Lipe es relajado pero con vida. Comimos varias veces en Madame Yoo Hoo, donde descubrimos unos fideos con salsa de soja y marisco que acabaron convirtiéndose en nuestro plato estrella. Y hasta nos dimos algún capricho con pizzas que, sorprendentemente, estaban buenísimas.

Nos encontramos con viajeros con los que compartimos charla y cerveza. Koh Lipe, al final, fue eso: un lugar donde descansar, y simplemente disfrutar del mar, del sol y de no hacer nada.

Cómo ir de Hat Yai a Koh Lipe

A estas alturas del viaje, tuvimos que salir de Tailandia para renovar el visado por otros 30 días, así que fuimos a Hat Yai para volver a Malasia (Padang Besar), hacer noche y regresar. Desde Hat Yai tomamos una minivan de Adang Sea Tour hasta el muelle de Pak Bara (200 bahts por persona), y luego un ferry hasta Koh Lipe (67,5 bahts por persona). Todo el trayecto se hace en el mismo día.


Koh Mook

Koh Mook fue de esos lugares que te invitan a disfrutar del presente. El plan no podía ser más claro: despertarse sin prisa, desayunar banana roti con café, y lanzarse a Charlie Beach para pasar el día entre baños, hamacas y banana coffee.

Pero si hay algo que recordaremos siempre de Koh Mook es la visita a la Cueva Esmeralda (Emerald Cave). Alquilamos un kayak y, tras remar unos 30 minutos, nos adentramos con linterna en mano en una cueva oscura hasta aparecer, casi por arte de magia, en una especie de cráter escondido en el corazón de la roca, rodeado de vegetación y silencio. Un sitio digno de película.

Entre comida local, playas con encanto y encuentros con otros viajeros, Koh Mook nos regaló días memorables.

Una isla tranquila, ideal para desconectar, sin grandes lujos, pero con ese algo que te hace sentir que estás justo donde tienes que estar.

Cómo ir de Koh Lipe a Koh Mook

Contratamos un ferry combinado con Adang Sea Tour por 1391 bahts por persona. El trayecto duró unas 6 horas e incluyó cambios de embarcación.


Koh Lanta

Koh Lanta nos recibió con buen tiempo y playas tranquilas. Después de unos días en islas más pequeñas, llegar aquí fue todo un cambio. La isla tiene más infraestructuras, pero no ha perdido ese aire de paraíso accesible que tanto gusta.

Alquilamos una moto y la aprovechamos al máximo recorriendo la isla de punta a punta. Nui Bay nos pareció una joyita escondida, con su pequeña bahía en forma de media luna.

Otro día nos fuimos caminando a Long Beach. A pesar de ser una playa muy larga y con bastante gente, encontramos una buena zona con sombra y con unos puffs de escándalo.

Koh Lanta fue una parada cómoda y muy disfrutable. Ideal para coger ritmo otra vez, disfrutar de las playas sin agobios y recargar energía antes de seguir hacia nuevos rincones.

Cómo ir de Koh Mook a Koh Lanta

Desde Koh Mook tomamos un ferry de Lanta Petpailin por 600,3 bahts por persona. Fue directo y tomó alrededor de 2 horas.


Railay

Aunque no es una isla, Railay solo se puede alcanzar por mar, y al llegar desde Koh Lanta en ferry sentimos que entrábamos en otro mundo. Acantilados de piedra caliza, vegetación exuberante y playas que parecen sacadas de un catálogo nos dieron la bienvenida.

Lo mejor, sin duda, fue madrugar y pasear por las playas casi vacías mientras los monos curioseaban por los árboles. Phra Nang Beach fue el gran descubrimiento: un paraíso natural con cuevas, formaciones kársticas espectaculares y una isla a la que se puede llegar andando con la marea baja. Nos supo a poco y nos quedamos con ganas de más.

Aunque Railay es turística, si eliges bien las horas, puedes disfrutar de su belleza con tranquilidad. Un lugar ideal para desconectar antes de seguir explorando el sur de Tailandia.

Cómo ir de Koh Lanta a Railay

Hicimos este trayecto en ferry directo con Ao Nang Tour and Travel. Costó 550 bahts por persona y duró entre 2 y 3 horas.

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Koh Tao

Koh Tao es una de las islas más famosas del golfo de Tailandia y puede estar algo masificada. Aunque nos gustó, preferimos lugares más tranquilos.

Alquilamos una moto para movernos con libertad por la isla (¡muy recomendable, aunque hay que tener cuidado con las cuestas y el estado de las carreteras!). Gracias a eso, exploramos varias playas: Tanote Bay, Ao Leuk, Sai Nuan o Shark Bay. Algunas cobran entrada, pero también hay trucos para acceder gratis.

Muchas playas tienen acceso limitado, así que conviene informarse antes o preguntar a otros viajeros. A veces el mar estaba algo revuelto pero los paisajes merecen la pena.

Si te gusta el buceo, Koh Tao es uno de los destinos más económicos del mundo para sacarte el Open Water.

🌊 ¿Sueñas con bucear por primera vez? Apúntate a este bautismo de buceo en Koh Tao y explora un fondo marino que parece sacado de otro planeta. ¡Ideal para empezar en este paraíso!

Cómo ir de Railay a Koh Tao

Desde Railay tomamos un trayecto combinado de barco, bus y ferry coordinado por agencia, que costó 1300 bahts por persona. El viaje fue largo y pasamos la noche en el barco.


Kanchanaburi

Kanchanaburi nos sorprendió desde el primer minuto. Después de un trayecto en minivan desde Hua Hin, llegamos a una ciudad mucho más tranquila de lo esperado.

El motivo principal para venir estaba claro: el Puente sobre el río Kwai, uno de los emblemas más conocidos del país y parte de la historia del famoso Ferrocarril de la Muerte. Desde nuestro alojamiento caminamos unos 50 minutos hasta el puente. Al llegar, el ambiente era animado pero sin agobios. Tuvimos la suerte de ver pasar el tren justo desde la estructura, lo que lo hizo aún más especial.

Cruzamos el puente, exploramos ambos lados y aprovechamos para sacar el dron. Y sí, aunque la parte más turística está clara, la experiencia de ver ese tren lento avanzando por un puente tan cargado de historia, lo convierte en algo que hay que vivir una vez en la vida.

La ciudad también tiene su encanto cotidiano: night markets sencillos donde cenamos por muy poco, calles tranquilas, y una oferta de alojamiento cómoda y asequible.

Cómo llegar a Kanchanaburi

Desde Koh Tao tomamos un ferry de Baipai Travel hasta Chumphon (500 bahts por persona), y desde el muelle, un tuk tuk hasta la estación de tren (100 bahts por persona). Luego viajamos en tren hasta Hua Hin. El billete costó 49 bahts por persona y el trayecto duró entre 7 y 8 horas.
Tras hacer noche en Hua Hin, tomamos una minivan directa hasta Kanchanaburi. Costó 220 bahts por persona y tomó unas 4 a 5 horas.


Nam Tok

Nam Tok fue nuestra parada en Tailandia, y lo cierto es que nos vino genial para desconectar un poco del ritmo viajero. El pueblo es muy tranquilo, pero tiene un par de lugares de interés que merecen la pena si te animas a llegar hasta aquí. Nuestra idea inicial era visitar el famoso Hellfire Pass, pero tras varios intentos de coger el bus local (que nunca llegaba o tenía horarios misteriosos), decidimos no obsesionarnos y simplemente disfrutar del entorno.

Caminamos hasta la cascada Sai Yok Noi, que aunque estaba algo seca y orientada totalmente al turismo local (con banquitos en fila y puestecillos de souvenirs), nos permitió estirar las piernas. Eso sí, nos encantaron los bananitos fritos picantes, una especialidad local que compramos por antojo… ¡y acertamos!

El resto de los días los pasamos relajados, paseando por el pueblo y aprovechando para poner lavadoras, algo que en un viaje largo también se agradece. Comimos muy bien y barato en nuestro alojamiento, y aprovechamos para organizar lo que se venía: Filipinas.

Nam Tok no está en la ruta típica de Tailandia, pero para nosotros fue una parada curiosa y diferente, más por la experiencia en sí que por las visitas. A veces, el viaje también se trata de estos momentos de tranquilidad inesperada.

Cómo ir de Kanchanaburi a Nam Tok

Tomamos un tren local desde Kanchanaburi hasta Nam Tok. El billete costó 100 bahts por persona. El trayecto duró unas 2 horas y ofrecía paisajes muy bonitos.

Cómo ir de Nam Tok a Bangkok

Tomamos el tren desde Nam Tok hasta Bangkok, pasando por Kanchanaburi. El trayecto completo costó 100 bahts por persona y duró unas 6 horas. Es un viaje escénico que pasa por el famoso puente sobre el río Kwai.


💸 Presupuesto total por persona en 58 días

Tailandia es uno de esos destinos donde puedes viajar durante semanas sin que tu cuenta tiemble. Dormir en hostales cómodos, comer delicioso en la calle y moverte en transporte público te permite disfrutar muchísimo con un presupuesto ajustado.

Nuestro presupuesto total fue de 1.245 € por persona (≈ 47.694 THB), incluyendo absolutamente todo: comidas, transportes, alojamientos, entradas, actividades y extras. Eso da una media de 20.75 € al día.

Desglose de gastos por persona:

Alojamiento: 500 € (19.138,5 THB)

Comida y bebida: 385 € (14.759,5 THB)

Transporte: 181 € (6.957,3 THB)

Entradas y actividades: 122 € (4.637,5 THB)

Extras (compras menores, lavandería, SIM, etc.): 57 € (2.201,2 THB)

➡️ Como ves, viajar por Tailandia puede ser muy económico, incluso durante dos meses completos. ¡Y sin renunciar a experiencias increíbles!


🎎 Curiosidades culturales de Tailandia

Viajar por Tailandia no solo es una explosión de paisajes y sabores, sino también un choque (en el mejor sentido) con una cultura fascinante, muy distinta a la occidental. Aquí te dejamos algunas curiosidades que nos sorprendieron y que seguro te ayudarán a entender mejor al país y a su gente:

  • El respeto al rey es cosa seria. En Tailandia, la figura del rey es sagrada. Verás su foto por todas partes: en casas, templos, estaciones… Y es muy importante no hacer comentarios negativos ni bromas al respecto, ya que puede considerarse un delito muy grave.
  • ¡No toques la cabeza de nadie! Puede parecer un gesto inocente, pero la cabeza es la parte más sagrada del cuerpo para los tailandeses. Incluso a los niños, es mejor no darles palmaditas en la cabeza si no quieres incomodar a sus padres.
  • Descalzarse es una norma de oro. Ya sea en templos, casas particulares o incluso en algunos alojamientos, tendrás que quitarte los zapatos antes de entrar. Verás montones de calzado en las puertas: es la señal inequívoca.
  • La sonrisa como forma de comunicación. No en vano Tailandia es conocida como el «país de las sonrisas». A veces no sabrás si te sonríen por amabilidad, vergüenza o incomodidad… pero sonríen. Y eso genera una sensación muy cálida.
  • La religión lo impregna todo. El budismo está presente en la vida diaria. Monjes caminando al amanecer, ofrendas en las casas, templos por todas partes… Es bonito ver cómo la espiritualidad no se reduce a los domingos.
  • Los monjes tienen prioridad. En los transportes públicos hay asientos reservados para ellos, y si uno entra en el vagón, mejor no sentarse cerca si eres mujer (no pueden tener contacto directo).
  • Y sí, los tailandeses comen picante, muy picante. Aunque a nosotros nos encanta el picante, más de una vez acabamos con la boca ardiendo. El nivel de tolerancia al picante es otro universo.

🧭 Consejos para viajar a Tailandia

🏧 Dinero y cajeros

  • La mayoría de cajeros cobran una comisión fija de 220 bahts por retirada. Intenta sacar dinero pocas veces y grandes cantidades para minimizar el impacto.
  • Krungsri Bank: descubrimos que algunas sucursales permiten hacer un pago con tarjeta y entregarte el importe en efectivo, sin comisiones. Solo necesitas el pasaporte y una tarjeta como N26.

🍽️ Comida local y barata

  • El pad thai callejero sigue siendo un clásico. Por solo 60 bahts puedes comer bien y sabroso en puestos ambulantes.
  • Los night markets son una excelente opción para probar platos diferentes por poco dinero y vivir el ambiente local.

🚌 Transporte y movilidad

  • Desde el aeropuerto Don Mueang de Bangkok, el bus A2 cuesta solo 30 bahts y conecta con el metro. Es cómodo y mucho más barato que un taxi.
  • Para trayectos entre ciudades, reservamos varios trayectos de bus y ferry en estaciones físicas, aunque Trip.com también nos sirvió para ver horarios con antelación y comprar online.
  • Y si vas a moverte entre islas, Direct Ferries es súper útil para comparar rutas, precios y reservar con antelación sin complicaciones.

🛒 Compras y supermercados

  • Tesco Lotus es ideal para hacer compras más grandes y con mejores precios que los 7-Eleven.
  • En las islas o zonas más turísticas, los precios de snacks y bebidas suben. Si puedes, compra antes de llegar.

📶 Conectividad

  • Compramos una SIM AIS con datos ilimitados por 200 bahts en Hat Yai. Funcionó muy bien en todo el país, incluso en zonas menos turísticas.
  • En Tailandia también puedes optar por una eSIM. Nosotros recomendamos Holafly si prefieres llegar ya conectado.

🎒 Equipaje y comodidad

  • ¿Tienes el vuelo tarde y quieres aprovechar tu último día en la ciudad sin cargar con la mochila? En Bangkok y Chiang Mai usamos LuggageHero para dejar el equipaje en lugares seguros. ¡Un descubrimiento total!

🧭 Conclusión

Viajar por Tailandia por libre ha sido, sin duda, una de las mejores decisiones de nuestro viaje por el sudeste asiático. Empezamos cruzando desde Malasia sin saber exactamente qué nos esperaba y, dos meses después, nos costó horrores despedirnos. ¿Cómo decir adiós a un país que lo tiene TODO? Naturaleza, cultura, templos, playas de postal, ciudades caóticas pero vibrantes, una gastronomía que engancha y gente que te recibe siempre con una sonrisa.

Hemos recorrido Tailandia de norte a sur, nos hemos perdido en mercados nocturnos, hemos saltado de isla en isla, atravesado montañas en moto y visto puestas de sol que se nos quedarán grabadas para siempre. Y aún así, nos han faltado lugares por descubrir. Porque Tailandia es inabarcable en un solo viaje… y eso es parte de su magia.

Nos fuimos con la sensación de haber exprimido cada rincón, pero también con la certeza de que volveremos. Porque este país engancha, atrapa y se mete bajo la piel.

Si estás pensando en lanzarte a la aventura tailandesa, solo podemos decirte una cosa: hazlo. No necesitas tours, ni grandes lujos, ni una ruta perfecta. Solo hace falta tiempo, curiosidad y muchas ganas de dejarse llevar.

¿Te ha gustado Tailandia?

Entonces no puedes perderte nuestra guía de Laos: paisajes de ensueño, ritmo pausado y una autenticidad que te conquista desde el minuto uno.

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