Viajar a Kazajistán por libre fue, sin duda, una de las experiencias más intensas, inesperadas y contrastadas de toda nuestra ruta por Asia Central. Cruzamos desde Kirguistán por una frontera remota cerca de Jyrgalán sin saber exactamente lo que nos esperaba. Nada más entrar, una pareja encantadora nos recogió haciendo autostop y nos llevó hasta Almaty, nuestro primer destino. Charlamos durante horas, compartimos comida y risas a través del traductor de Google, y al final acabamos sintiéndonos en familia. Fue un comienzo que marcó el tono del viaje: hospitalidad genuina, trayectos largos y muchas sorpresas.
Almaty nos recibió con parques tranquilos, cafés modernos y un aire más cosmopolita de lo esperado. No es una ciudad imprescindible, pero sí un buen punto de partida. Allí nos reencontramos con nuestras amigas Montse y Mamen, y decidimos alquilar un coche entre los cuatro para lanzarnos a explorar el sur del país: el Cañón de Charyn, los lagos Kolsai y Kaindy… Lugares impresionantes donde el paisaje te deja sin aliento y te recuerda lo poco que se habla de Kazajistán cuando se piensa en destinos de naturaleza.
Moverse por libre no siempre fue fácil. La falta de información turística y opciones de transporte hacia zonas naturales hizo que alquilar coche fuera casi obligatorio. Pero esa misma autonomía fue lo que más disfrutamos: parar donde queríamos, dormir en guesthouses locales, improvisar trayectos y ver el país a nuestro ritmo.
Después del sur vino un cambio radical: cogimos un tren nocturno de casi 20 horas hacia Astaná (ahora llamada Nur-Sultan), la capital futurista del norte. La ciudad nos sorprendió con rascacielos brillantes, avenidas amplias y una arquitectura tan llamativa como desconcertante. Nos gustó más de lo que pensábamos, quizá porque ese contraste entre lo moderno y lo desierto tiene su propio encanto.
Desde allí, intentamos visitar varios parques naturales del norte… pero sin coche o tour, fue misión imposible. Es uno de los puntos débiles del país: la inmensidad de Kazajistán juega a favor del paisaje, pero en contra del viajero sin vehículo propio.
Terminamos la ruta en el sur, en Turkistán, ciudad espiritual y con arquitectura que recuerda a Uzbekistán. Fue bonita, pero no tan especial si ya tienes pensado visitar Samarcanda o Bujará.
Kazajistán nos dejó huella. Por sus paisajes, su gente, sus trayectos infinitos y la sensación constante de estar explorando algo aún no del todo descubierto. Si buscas una aventura diferente, espacios abiertos, y libertad sobre ruedas, este país te va a fascinar.
Y si estás pensando en hacerlo por libre… quédate, porque esta guía es para ti.
Índice de contenidos
Índice del contenido
- 1. Preparativos para viajar a Kazajistán
- 2. Transporte si vas a viajar a Kazajistán por libre
- 3. Mejor época para viajar a Kazajistán
- 4. Gastronomía
- 5. Seguridad y conectividad
- 6. Nuestro itinerario por Kazajistán
- 7. Qué vimos en Kazajistán en 20 días
- 8. Presupuesto total por persona
- 9. Curiosidades culturales de Kazajistán
- 10. Consejos para viajar a Kazajistán
- 11. Conclusión

🧳 Preparativos para viajar a Kazajistán
Antes de lanzarte a viajar a Kazajistán por libre, hay varias cosas que conviene tener en cuenta: desde la moneda hasta las vacunas recomendadas. Aquí te dejamos todo lo que necesitas saber para llegar preparado.
💰 Moneda y precios
La moneda oficial es el tenge kazajo (KZT). El país es bastante económico para viajeros: una comida local ronda los 3 €, y las guesthouses o apartamentos cuestan entre 10 € y 25 € por noche. Eso sí, en zonas rurales y parques naturales, los precios pueden subir y es recomendable llevar efectivo.
Nosotros usamos la tarjeta N26 para sacar dinero sin comisiones y pagar con seguridad, especialmente en ciudades como Almaty y Astaná, donde el uso de tarjeta es habitual.
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🗣 Idioma
El idioma oficial es el kazajo, pero la mayoría de la población habla también ruso. En ciudades como Almaty puedes encontrar a gente joven que hable inglés, pero en el resto del país será más complicado. El traductor de Google fue nuestro mejor amigo durante todo el viaje.
🛂 Visado
Los ciudadanos de la Unión Europea no necesitan visado para estancias de hasta 30 días. Aun así, asegúrate de llevar el pasaporte con mínimo seis meses de validez y copia física o digital por si te lo piden en alojamientos o fronteras.
💉 Vacunas
No hay vacunas obligatorias para entrar en Kazajistán, pero se recomiendan las habituales: tétanos, hepatitis A y B, fiebre tifoidea. Si vas a hacer rutas por el interior o acampar, también puede ser útil la vacuna contra la rabia.
🛡 ¿Y el seguro de viaje? En un país tan extenso como Kazajistán, con rutas largas y trekkings en zonas remotas, es imprescindible. Nosotros confiamos en IATI. Contrátalo desde aquí y obtén un 5 % de descuento.
🚆 Transporte si vas a viajar a Kazajistán por libre
Moverse por libre en Kazajistán es todo un reto logístico… pero también una de las claves para disfrutar del país con libertad. Por su tamaño y falta de transporte público en zonas naturales, lo ideal es combinar coche de alquiler, trenes nocturnos y transporte urbano local. Así lo hicimos nosotros.
🚗 Alquiler de coche: imprescindible para explorar el sur
En Almaty alquilamos un coche con Vladex junto a Montse y Mamen. Fue la mejor decisión para visitar lugares como el Cañón de Charyn, los lagos Kolsai y Kaindy o el Gran Lago de Almaty, todos ellos sin transporte público real. Conducir por el sur es sencillo, las carreteras están en buen estado y las vistas, espectaculares.
El alquiler nos costó 13.000 KZT por día (unos 27 €), más gasolina. Al dividirlo entre cuatro, fue muy rentable. Lo mejor: la libertad de parar donde quisiéramos, dormir donde surgiera y no depender de tours ni horarios.
🚉 Tren nocturno Almaty – Astaná: experiencia auténtica
Para cruzar al norte, cogimos un tren nocturno entre Almaty y Astaná. Fue una experiencia curiosa, aunque algo más cara de lo esperado: 43 € por persona en segunda clase, con compartimentos cómodos, camas y un ambiente relajado. Compartimos vagón con locales, charlamos, comimos, y dormimos bastante bien pese a las 20 horas de trayecto.
📌 Consejo: si viajas en temporada alta, reserva con antelación. Nosotros conseguimos los billetes en estación física tras varios intentos online que no funcionaban por no tener número kazajo.
🚌 Transporte urbano y trayectos cortos
En ciudades como Almaty o Astaná, el transporte público funciona bastante bien. Los buses son baratos y las apps como Yandex Go o InDrive facilitan moverse por menos de 1 €. En zonas rurales o si te quedas tirado, el autostop es una opción segura y frecuente

☀️ Mejor época para viajar a Kazajistán
Kazajistán es un país enorme, con zonas climáticas muy distintas entre el norte y el sur, y con estaciones bien marcadas. Elegir cuándo viajar depende mucho de las actividades que quieras hacer y de las regiones que vayas a visitar.
🌿 Primavera y verano (mayo a septiembre): la mejor opción
La mejor época para viajar a Kazajistán por libre es entre mayo y septiembre. En estos meses, las temperaturas son suaves o cálidas, perfectas para hacer trekking en los lagos Kolsai y Kaindy, visitar el Cañón de Charyn o disfrutar del paisaje de la estepa. En agosto, nosotros vivimos calor seco en Almaty, pero noches más frescas en zonas de montaña.
Además, es cuando más alojamientos están abiertos en parques naturales y es más fácil encontrar transporte.
❄️ Invierno (diciembre a febrero): para los más valientes
En esta temporada, las temperaturas pueden descender por debajo de los -20 °C en el norte y las zonas de montaña. Astaná, por ejemplo, se vuelve una ciudad blanca e impactante, pero para moverse por el país, es una época complicada. Trekking, lagos y naturaleza están prácticamente descartados.
🧤 Solo recomendado si tu objetivo es vivir la experiencia del frío extremo o practicar deportes de invierno.
🍂 Otoño y primavera temprana: clima templado pero impredecible
En abril o octubre puedes encontrar buen clima y menos turistas, pero también lluvia, viento o nieve en zonas altas. Las carreteras pueden estar afectadas y el acceso a ciertos lugares se complica.
🍜 Gastronomía kazaja
La cocina de Kazajistán es sencilla, contundente y con claras raíces nómadas, donde la carne —especialmente cordero y caballo— es la reina de casi todos los platos.
Uno de los imprescindibles es el beshbarmak, considerado el plato nacional. Lo probamos en un restaurante local: se trata de una pasta ancha con carne cocida y cebolla, servido con caldo. No es para todos los gustos, pero si te gusta lo tradicional, es un sí.
En muchos pueblos nos ofrecieron kumis, leche de yegua fermentada. Tiene un sabor fuerte, ácido y ligeramente alcohólico. Lo probamos por respeto… pero sinceramente, no repetimos. Eso sí, es toda una experiencia cultural.
Comer en mercados, zonas de comida o en la cadena Magnum (muy presente en ciudades) fue habitual. Allí encontramos desde samsas (empanadas rellenas), shashliks (brochetas de carne) o lagman, una sopa de fideos con verduras que se convirtió en nuestra favorita.
🍽 Consejo: si buscas opciones económicas y ricas, entra donde veas gente local comiendo. Y si dudas, apunta: lagman, shashliks, y cualquier tipo de dumpling.
🔐 Seguridad y conectividad en Kazajistán
Viajar a Kazajistán por libre es, en líneas generales, seguro. Durante todo el recorrido no tuvimos ningún problema grave. La gente local fue hospitalaria, amable y curiosa. En ciudades como Almaty o Astaná caminamos de noche sin sentirnos inseguros, y en zonas rurales siempre encontramos disposición para ayudar.
Las carreteras están en buen estado, y aunque el tráfico puede ser caótico en las urbes, conducir fuera de ellas es tranquilo. El autostop es seguro y bastante común en zonas como el sur del país. Lo usamos varias veces, y siempre nos encontramos con personas dispuestas a echar una mano.
El único momento complicado del viaje fue en la frontera con Uzbekistán, cuando intentamos entrar con el dron. Aunque no lo íbamos a usar, la normativa allí es muy estricta, y nos vimos obligados a volver a Kazajistán y dejarlo con una señora del alojamiento de Shymkent, que amablemente se ofreció a guardárnoslo.
🧠 Consejo: Infórmate bien sobre las leyes de drones y aduanas si vas a cruzar fronteras en Asia Central..
📶 Conectividad
La conexión en ciudades es buena: Wi-Fi gratuito en muchos cafés, alojamientos y centros comerciales. En cambio, en parques naturales o rutas de montaña, la cobertura desaparece completamente.
Nosotros compramos una tarjeta SIM local nada más llegar, pero si prefieres llegar con internet activado y evitar líos de registro, también existe la opción de usar una eSIM internacional.
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🗺 Nuestro itinerario por Kazajistán (20 días)
- Día 1-3: Almaty
- Día 4–7: Charyn – Kolsai – Kaindy
- Día 8: Gran Lago de Almaty
- Día 9: Almaty
- Día 10: Tren a Astaná
- Día 11–13: Astaná
- Día 14–15: Astaná
- Día 16: Shymkent
- Día 17–18: Turkistán
🗺 Mapa de nuestro recorrido por Kazajistan
Haz zoom o clic en los marcadores para ver los lugares que visitamos.
Qué vimos en Kazajistán en 20 días
Almaty
Almaty fue nuestro primer contacto con Kazajistán y una base cómoda para empezar. La ciudad mezcla el caos del tráfico con parques tranquilos, cafés modernos y un punto soviético que le da carácter. Visitamos el Parque Panfilov, la Catedral de la Ascensión, algún que otro centro comercial para huir del calor, y cómo no, el bazar. Aunque no subimos a Kok-Tobe por el solazo, sí disfrutamos de callejear por zonas como Zhibek Zholy, con terrazas, helados y bastante vidilla.
Aquí también nos reencontramos con nuestras amigas viajeras y organizamos la ruta hacia el sur. No es una ciudad que te vuele la cabeza, pero sí perfecta para empezar a tomarle el pulso al país y adaptarte antes de lanzarte a la aventura.

Cañón de Charyn
Con el coche ya en marcha, nos lanzamos a recorrer el sur de Kazajistán. La primera parada fue el Cañón de Charyn, también conocido como el “hermano pequeño del Gran Cañón”. Y no es para menos. Caminamos por el Valle de los Castillos, una garganta rojiza con formaciones imposibles, hasta llegar al río, donde descansamos y nos dimos un baño. El paisaje era tan brutal como el calor, así que nos lo tomamos con calma.

Lagos Kaindy y Kolsai
Al día siguiente visitamos el lago Kaindy, famoso por los troncos sumergidos que emergen del agua. Tuvimos que negociar un transporte hasta allí y, aunque el camino fue duro y la lluvia no ayudó, las vistas desde el mirador nos dejaron sin palabras. Un sitio diferente, casi fantasmal, que no se olvida.
Rematamos la trilogía natural con el lago Kolsai, rodeado de montañas y más accesible para hacer senderismo. Aunque el clima no acompañó, fue un placer recorrer sus orillas y parar a respirar aire puro en uno de los lugares más mágicos del país.
Dormimos en guesthouses rurales, comimos samsas de panadería y negociamos en kazajo-ruso-inglés básico, pero fue precisamente esa rusticidad lo que hizo de esta parte del viaje algo tan auténtico.


Estos lagos de montaña son ideales para el trekking y ofrecen paisajes únicos.
Astaná
Astaná (o Nur-Sultan) no se parece a nada que hayas visto antes. Rascacielos brillantes, avenidas desiertas y arquitectura que parece sacada de una peli de ciencia ficción. Es la capital más rara que hemos visitado… y eso es justo lo que la hace interesante.
Empezamos por el Khan Shatyr, un centro comercial en forma de carpa futurista que dentro tiene desde un parque de atracciones hasta una playa. Sí, una playa. Seguimos por el boulevard Nurzhol, una avenida que te deja con cara de “¿esto qué es?”, flanqueada por torres espejadas y presidida por la Torre Bayterek, ese monumento en forma de árbol con un huevo dorado en lo alto. No subimos, pero verla de cerca ya es una experiencia.
La ciudad es todo contraste: mezquitas gigantes como la Hazrat Sultan, zonas verdes como el Lovers Park, fuentes imposibles y palacios presidenciales que parecen de videojuego. A cada paso te preguntas si te gusta o no… y al final, te atrapa.

Turkistán
Turkistán es uno de los grandes centros espirituales de Kazajistán. El motivo principal para incluirla en la ruta es el Mausoleo de Khoja Ahmed Yasawi, un edificio monumental de arquitectura timúrida, con cúpulas turquesas que imponen desde lejos. La visita merece la pena por el conjunto arquitectónico, su importancia histórica y el ambiente tranquilo que lo rodea.
Justo al lado se encuentra el Caravanserai, una zona peatonal con arquitectura tradicional reconstruida, tiendas, restaurantes y espacios culturales. Aunque algo artificial, es agradable para pasear, descansar y completar la visita.
Más allá del mausoleo, no hay demasiados imprescindibles, pero es una parada que añade contexto cultural al viaje, sobre todo si no vas a pasar por Uzbekistán.

💸 Presupuesto total por persona en 20 días
Kazajistán es un destino económico si lo comparamos con Europa o incluso con otros países asiáticos. Este fue nuestro gasto real, viajando por libre, compartiendo coche, tren y alojamientos básicos:
- Alojamiento: 145,14 €
- Restaurantes y cafés: 68,73 €
- Comestibles y snacks: 64,52 €
- Transporte (incluye coche, tren y traslados): 139,38 €
- Bebidas y café: 14,75 € Lavandería y extras: 2,72 €
- Actividades, excursiones y entretenimiento: 16,58 €
- Compras personales y gastos varios: 2,54 €
🔹 Total: 454,36 € por persona
🎎 Curiosidades culturales de Kazajistán
Viajar por Kazajistán es descubrir un país inmenso donde lo soviético, lo islámico y lo nómada conviven de forma inesperada. Estas son algunas de las costumbres y curiosidades que más nos sorprendieron durante nuestra ruta:
- Huellas soviéticas por todas partes: Estatuas, bloques de viviendas, parques inmensos… La estética soviética aún marca el paisaje urbano, y forma parte de su identidad visual y cultural.
- Respeto profundo por el pan: Nunca se tira. Si sobra, se deja cuidadosamente sobre un banco o muro, pero jamás en el suelo. Un gesto sencillo que refleja una enorme reverencia hacia la comida.
- Hospitalidad genuina: En pueblos y ciudades pequeñas es habitual que te inviten a su mesa o incluso a su casa. Con aprender a decir “rakhmet” (gracias en kazajo) ya estás medio dentro.
- El té es sagrado: Negro, caliente y servido en cuencos pequeños. Te lo ofrecen al llegar, al despedirte o simplemente para conversar. Es símbolo de cortesía y conexión.
- Religión discreta y presente: Aunque Kazajistán es un país de mayoría musulmana, el islam se vive con naturalidad. Mezquitas enormes conviven con minifaldas, y la espiritualidad no interfiere con la vida cotidiana.
- Brindis suaves: Si se brinda, se hace casi en silencio. Nada de choques ruidosos: los vasos apenas se tocan, como un ritual suave y respetuoso.
🧭 Consejos para viajar a Kazajistán
🛂 Visado y entrada
- Si tienes pasaporte español, no necesitas visado para estancias de hasta 30 días.
- Al entrar por tierra desde Kirguistán, el control fue muy tranquilo. Sin preguntas incómodas ni colas eternas.
- Evita llevar drones si vas a cruzar fronteras: en nuestro caso nos impidieron entrar a Uzbekistán con uno, aunque no lo usáramos.
🚆 Transporte
- Nos movimos en tren nocturno de Almaty a Astaná. Fue cómodo, pero más caro de lo esperado. Reserva con antelación si vas en temporada alta.
- Para el sur, alquilamos coche en Almaty. Ideal para llegar a Charyn, Kolsai y Kaindy, aunque las carreteras rurales están en mal estado.
- Volar entre Astaná y Shymkent fue barato y nos ahorró mucho tiempo.
💰 Dinero
- La moneda es el tenge. Nosotros sacamos dinero con tarjeta en cajeros sin problemas.
- Te recomendamos viajar con una tarjeta sin comisiones como N26 para evitar cargos extra.
- En ciudades aceptan tarjeta en la mayoría de sitios, pero en zonas rurales es mejor llevar efectivo.
📅 Cultura y costumbres
- No cruces las piernas en presencia de personas mayores: es un gesto mal visto.
- Respeta el pan: nunca se tira. Si sobra, se deja en un lugar elevado, como un banco o una piedra.
- En muchas casas te ofrecerán té apenas llegues. Aceptarlo es casi obligatorio si no quieres parecer grosero.
📱 Conectividad
- En ciudades hay Wi-Fi en casi todos los alojamientos y cafeterías. En zonas rurales, mejor no confiarse.
- Si prefieres llegar con datos desde el principio, puedes usar una eSIM de Holafly con 5 % de descuento con nuestro enlace.

🧭 Conclusión
Kazajistán nos sorprendió por sus paisajes extremos, sus ciudades futuristas y una hospitalidad que te gana desde el primer día. No es un destino evidente ni masificado, y precisamente ahí radica su encanto: moverse por libre es posible, barato y muy auténtico.
Aunque a veces las distancias se hagan largas o los trayectos algo rústicos, la recompensa está en lugares como el Cañón de Charyn, los lagos escondidos entre montañas o la locura arquitectónica de Astaná. Si te gusta explorar sin guiones, este país te va a dar mucho.
Y lo mejor: se combina de forma perfecta con otros países de Asia Central. Así que si estás pensando en visitar esta región… Kazajistán debería estar muy arriba en tu lista.
¿Te ha gustado Kazajistán?
Entonces no te pierdas nuestra guía de Kirguistán: paisajes salvajes, rutas de trekking inolvidables y una cultura nómada que te atrapa desde el primer momento.
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